(del latín deus, correspondiente al griego Θεός, theós, dios)
En las religiones en general, ser sobrenatural, superior al mundo, al que a menudo se le considera creador y se le da carácter de persona y de quien dependen las normas de moralidad. Las religiones hablan de un dios o de muchos. Para el teísmo, ser personal, único, trascendente al mundo, pero presente en él, y creador. En la tradición judeo-cristiana, ser personal, absoluto y trascendente, infinito e infinitamente perfecto, creador del universo, omnipotente y omnisciente. La Escolástica lo define como ser subsistente (ipsum esse subsistens), en oposición al ser que sólo existe por participación, en cuanto creado, como sostiene Tomás de Aquino, o simplemente como el ser, como hace san Buenavenura. Esta interpretación del ser como atributo esencial de Dios proviene de la interpretación hecha por Filón, y por la llamada Biblia de los Setenta, del texto del libro del Éxodo (Ex 3,14; ver cita), en el que Dios se llama a sí mismo «Yahvéh» (que quizás puede traducirse como «yo soy lo que soy»), como «yo soy el que es», con una clara intención de decir «yo soy τό ᾤν, el ser», que la tradición filosófica ha interpretado como el «el ente por excelencia», el ser subsistente, en quien no se da distinción entre esencia y existencia.
Junto a esta tradición de definir a Dios como el ser por excelencia, está la de concebirlo como «infinito», en una primera versión, que nace en Séneca y que san Anselmo precisa como «aquello mayor que lo cual nada puede pensarse», concepto base de su argumento ontológico, como «infinidad», en Duns Escoto, y como substancia infinita en Descartes (ver cita).
Con la Crítica de la razón pura, de Kant, comienza la crítica al concepto metafísico de Dios, que pasa a ser un nombre vacío de contenido cognoscitivo; una idea que representa el ideal de la razón,pero no un concepto de algo cuya naturaleza o existencia sea posible conocer; se accede a un cierto sentido de Dios sólo por la vía de los postulados de la razón práctica. El idealismo alemán continúa vaciando de sentido religioso el concepto de Dios, que identifica con el orden moral (Fichte), el absoluto (Schelling) o la Idea o espíritu (Hegel).
En el positivismo lógico, la filosofía del Círculo de Viena, se consideran enunciados carentes de sentido, o pseudoproposiciones toda expresión lingüística de la metafísica o de la teología porque los términos fundamentales que se usan en ellas, como «Dios», «el absoluto», «el infinito», etc., carecen de significado empírico y hacen imposible que tales proposiciones puedan someterse a verificación. De ellas puede decirse que, a lo sumo, sirven para expresar «una actitud emotiva ante la vida» (ver texto ).
Bibliografía sobre el concepto
- Vattimo, G.; Dotolo, C., Dios, la posibilidad buena. Un coloquio en el umbral entre filosofía y teología. Herder, Barcelona, 2012.
- Greshake, G., El Dios uno y trino. Herder, Barcelona, 2001.
- Jonas, H., Pensar sobre Dios y otros ensayos. Herder, Barcelona, 2012.
- Duch, Ll., Un extraño en nuestra casa. Herder, Barcelona, 2006.
Relaciones geográficas