(Πλούταρχος)
Filósofo griego. Nació en Queronea, pero se educó en Atenas, donde estudió matemáticas y filosofía. Viajó a Roma en varias ocasiones, ciudad en la que mantenía buenas relaciones con las más altas jerarquías del poder, hasta el punto que Trajano le nombró cónsul. Posteriormente, fue también sacerdote del templo de Apolo délfico. Aunque fue un filósofo de orientación platónica que generalmente se encuadra dentro del platonismo medio, su orientación filosófica también estuvo muy marcada por el escepticismo de la academia media y nueva, por aspectos eclécticos (ya que en su ética incorpora elementos estoicos y peripatéticos) y, especialmente, neopitagóricos. A pesar de las mencionadas influencias, Plutarco combatió tanto el estoicismo como el epicureísmo. En la historia de la filosofía es importante por la información doxográfica que aporta en algunas de sus obras, especialmente es sus Vidas paralelas, obra en la que traza biografías de personajes griegos y romanos.
Partiendo de una interpretación religiosa del pensamiento de Platón, Plutarco intentó justificar las creencias religiosas populares griegas y de todos los pueblos, y consideró el platonismo como la única base racional de todas las creencias religiosas y, en especial, de la antigua mitología griega. Para justificar esta tesis, Plutarco quiso elaborar una noción más depurada de Dios de la que generalmente se admitía, y lo concebía como suma bondad y como ser con el que no hay posibilidad alguna de contacto, excepto el indirecto que se produce raramente a través de una intuición inmediata (que es un precedente de la teoría del éxtasis de los neoplatónicos). Pero, si Dios es suma bondad, no puede ser el origen del mal. Por ello, justamente para evitar el problema de la existencia del mal y atribuir su origen a Dios, sustentó que es imposible que el mundo derive de una causa única, ya que de ser así esta causa sería Dios y, entonces, no habría explicación para el mal. Ahora bien, puesto que el mal existe, es forzoso considerar que, además de Dios, debe existir otro principio que sea el causante de la existencia del mal. Según Plutarco, tal principio no es la materia, que es neutra en este aspecto, sino una fuerza indeterminable que identifica con el Alma del Mundo en rebeldía contra Dios. De esta manera sustenta una especie de dualismo, «llenado» por una serie de seres intermedios entre Dios, que es pura bondad, y el mundo, y que pueden identificarse con las diversas divinidades y «demonios» de las religiones populares.
Otras obras destacables son: Moralia, Comentarios a Platón, De Isis y Osiris, y diversos tratados de psicología, astronomía, ética, religión y obras contra los estoicos y contra los epicúreos. La famosa obra conocida como la Placita philosopharum, también de gran interés doxográfico, es de autenticidad dudosa, y se considera que no es realmente de Plutarco.
Relaciones geográficas
Autores de la época