Filósofo inglés defensor del idealismo absoluto, miembro destacado del grupo de neoidealistas ingleses patrocinados por Thomas Hill Green (1836-1882). Estudió y residió en Oxford, pero sin tener la necesidad de enseñar, dedicado sólo a escribir sus obras de tono polémico y estilo brillante. Fue notable su influencia, sobre todo durante las primeras décadas del siglo XX, en Oxford y Cambridge; Bertrand Russell, entre otros, le sigue primero y le critica después, y lo mismo hace G.E. Moore. En Estudios de ética (1876), critica el utilitarismo de John Stuart Mill, recurriendo a un planteamiento hegeliano de la ética, que rechaza el formalismo kantiano y que se basa en una «moralidad social» (la Sittlichkeit de Hegel): el sujeto de la moral es la comunidad, porque ella es verdaderamente un «universal concreto», un ser que existe en muchos como una unidad real, por lo que el individuo como tal no cuenta y mal pueden aplicarse criterios de moralidad individual. En Principios de lógica (1883), critica la noción tradicional de sujeto y predicado, la silogística, la lógica inductiva de J.S. Mill y la concepción formal, tanto de la lógica de Aristóteles como de la de Boole; afirma que lo propio de la lógica son las inferencias con contenido material (también aquí importa lo universal concreto) y rechaza todo psicologismo en su fundamentación. En Apariencia y realidad (1893), su obra más importante, expone su metafísica idealista: la apariencia es el mundo de lo contradictorio, y por lo mismo de lo incomprensible; la experiencia es apariencia. En cambio, la realidad es totalmente consistente y armoniosa, es el «absoluto»: se manifiesta, no obstante, en la experiencia, a la que abarca y trasciende; es ella misma, pero pensada con todas sus relaciones, integrando las partes en un todo y buscando su sentido absoluto. Por eso la verdad es sistema. Esta verdad es también el «bien», que no es Dios, sino un absoluto suprapersonal.
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