Filósofo alemán. Nació en Landshut, Baviera, hijo del célebre jurista Paul Johann Anselm. Estudió teología y filosofía en Heidelberg y posteriormente en Berlín, donde fue discípulo de Hegel. En 1828 se publica su tesis de licenciatura y obtiene el puesto de profesor becado en Erlangen durante los cursos 1829-32, donde enseñó historia de la filosofía moderna. En 1830 publica, sin nombre, sus Pensamientos sobre la muerte y la inmortalidad, obra en la que niega la inmortalidad personal y se muestra en contra de poner la vida del más acá en función de un hipotético más allá. La única inmortalidad es la que pueden proporcionar el arte y la ciencia. En el clima reaccionario de la Alemania de su época, dicha crítica a la religión le cerró el paso a la carrera académica. Feuerbach tuvo, pues, que renunciar a seguir como profesor. Solamente durante la revolución de 1848 pudo volver a enseñar, aunque de una manera no oficial y opuesto a las autoridades académicas. Murió pobre y olvidado de todos en 1872.
Feuerbach, ferviente hegeliano hasta 1837, se convirtió en uno de los críticos más agudos de la filosofía de Hegel, y fue uno de los principales representantes de la izquierda hegeliana. En 1839, publica en los Anales de Halle una Contribución a la crítica de la filosofía de Hegel, en la que, aunque elogia al maestro, le critica por especulativo. Hegel comienza su especulación -dice Feuerbach-, con el concepto abstracto de ser, y cualquier intento de ir más allá de la naturaleza y del hombre es vana especulación sin sentido. Con ello Feuerbach prepara la inversión materialista del sistema hegeliano. Para él, la verdadera realidad no es el espíritu, sino la naturaleza sensible y material: «el hombre es lo que come». Y, de la misma manera, afirma, que «la naturaleza no sólo construyó el vulgar laboratorio del estómago: también construyó el templo del cerebro». A partir de esta crítica a Hegel, Feuerbach ya había dado el paso hacia el materialismo y el sensualismo que impregnan su obra, y hacia la crítica a la religión a partir del análisis de la alienación y de la consideración de la esencia del ser humano (ver texto)
La característica fundamental de la filosofía de Feuerbach es su crítica a la religión y la reducción de ésta a antropología. En 1841, apareció su obra fundamental: La esencia del cristianismo, en la que efectúa esta reducción de la teología y de la religión a antropología. El teísmo tradicional afirmaba que Dios había creado al hombre, pero según Feuerbach esto es el fruto de una tremenda inversión: es el hombre quien ha creado a Dios.
También la crítica a la religión comienza con una crítica a Hegel. Dicho autor reconocía la verdad de la esfera de la religión en cuanto que expresa el absoluto bajo la forma de la representación o de la imaginación. Absoluto que su filosofía quería aprehender, a un nivel superior, mediante el concepto. Con ello, Hegel había suprimido el Dios trascendente tradicional y lo había sustituido por el espíritu absoluto, señalando la unidad de lo infinito y lo finito, aunque desde un punto de vista meramente especulativo. Sin embargo, Feuerbach considera que tal unidad no se realiza en un pretendido ser supremo o Dios (como afirma el teísmo clásico), ni en el espíritu absoluto, sino en el hombre mismo.
Pero, tampoco en el hombre entendido de manera especulativa y abstracta, sino en el hombre como ser natural y social. La conciencia que el hombre posee de Dios es -dice Feuerbach- la que posee de sí mismo. El espíritu no es otra cosa que el desdoblamiento del individuo. El hombre proyecta sus cualidades, anhelos, deseos, aspiraciones y deseos fuera de sí; se extraña o aliena de sí mismo y construye la idea de Dios. Por ello, la religión es solamente la proyección de la esencia del hombre, y la verdad de la teología aparece como antropología (ver texto) Así, la idea de Dios no es más que la proyección alienada que el hombre ha hecho de sí mismo, de su esencia, de manera que se le opone como un ser exterior a él. Esto es lo que le aliena, pero el hombre debe recuperar como propio lo que ha atribuido a la divinidad. Dios aparece, pues, como el ser del hombre liberado de los límites individuales y objetivado, cosificado o alienado. «La esencia de la religión es la relación del hombre con su propia esencia -en esto consiste la verdad de la religión-, pero no su esencia en cuanto que propia, sino como algo distinto, separado, distinto de él e incluso opuesto -en esto consiste su falsedad». Lo único verdaderamente divino y absoluto es el hombre mismo considerado, no como individuo, sino como especie y, por eso, la verdadera religión debe estar constituida por las relaciones sociales. En lugar de una moral basada en el amor a Dios, el humanismo de Feuerbach propugna una moral basada en el amor al ser humano y en la esencia del hombre.
Con la reducción de la religión a antropología, a partir de un análisis materialista de la alienación, Feuerbach sustentó una filosofía de la inmanencia, y criticó la ilusión de una trascendencia sobrehumana o sobrenatural, y preparó las bases de lo que él consideró una filosofía futura (ver texto ).
Marx y Engels, aunque estuvieron muy influenciados por el materialismo de Feuerbach y, como él, pertenecieron a la izquierda hegeliana, criticaron los aspectos todavía estáticos y metafísicos presentes en Feuerbach. En especial, le reprocharon que su concepción de la religión como alienación de la esencia humana, sustentaba la existencia invariable y ahistórica de dicha esencia humana. En lugar de esto, Marx y Engels sostuvieron la inexistencia de una esencia humana inmutable. La raíz de la alienación no estaría según ellos en la misma naturaleza humana, sino en las concretas e históricas relaciones de producción económicas. Con ello, dichos autores radicalizaron el materialismo de Feuerbach y la crítica al hegelianismo.
Bibliografía
Del autor
- Feuerbach, L., La esencia del cristianismo. Sígueme, Salamanca, 1957.
- Feuerbach, L., Principios de la filosofía del futuro. Labor, Barcelona, 1976.
Sobre el autor
- Colomer, E., El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. Tomo III. el postidealismo: Kierkegaard, Feuerbach, Marx, Nietzsche, Dilthey, Husserl, Scheller. Herder, Barcelona, 2008.
Relaciones geográficas