(Anicius Manlius Torquatus Severinus Boethius)
Filósofo y teólogo romano, de la ilustre familia de los Anicio, que en el s. V había dado dos emperadores y un papa, nació en Roma y se educó en Atenas; fue cónsul en 510 del rey ostrogodo Teodorico y, luego, en 520, su ministro principal (magister officiorum). Acusado de conspirar contra el emperador, fue encarcelado en Pavía y ejecutado al año siguiente. Considerado por el historiador Martin Grabmann como el «último de los romanos y el primero de los escolásticos», con él se inicia la cultura y el pensamiento de la Edad Media. Gracias a él la Edad Media conoció la cultura griega, y el occidente latino comienza a conocer alguna de las obras de Aristóteles. De su proyecto inicial de traducir gran parte de las obras de Aristóteles y de Platón, sólo se hicieron realidad un comentario a la Isagogé de Porfirio (según la traducción de Mario Victorino), que luego renovó con otro comentario personal suyo, la traducción y el comentario a Categorías, la traducción iniciada Sobre la interpretación y dos comentarios sobre la misma obra, además de la traducción de Analíticos primeros y Analíticos segundos, Elencos sofísticos y Tópicos, obras que marcan la primera entrada de Aristóteles a occidente.
Al comentar la Isagogé, plantea lo que en la Edad Media se llamará disputa de los universales, sugiriendo ya cierta respuesta de tipo realista moderado, y en sus obras lógicas repite el cuadro de oposiciones entre proposiciones categóricas, creado por el poeta latino y filósofo Apuleyo, dándole la clasificación definitiva, e introduce, entre otros, los términos de «sujeto» y «predicado». Su obra más representativa es, no obstante, De la consolación de la filosofía, escrita en la prisión de Pavía (ca. 523), y uno de los libros más conocidos y comentados en la Edad Media. En él Boecio (que habla en prosa) dialoga con una personificación de la filosofía en figura de una mujer (que habla en verso) acerca del destino de su vida, la naturaleza del bien y la existencia del mal, del sentido del tiempo, de la eternidad de Dios y hasta del conocimiento que Dios tiene de los actos humanos libres, los futuros contingentes. Junto a ideas cristianas, aparecen en la obra conceptos estoicos y panteístas. En esta obra se inicia también la distinción, que la escolástica de la Edad Media hará célebre, sobre todo el tomismo, entre id quod est, o la totalidad de un ente, y aquello con lo que este ente es, quo est, o el esse; conceptos clave para la distinción medieval entre esencia y existencia.
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