(Θρασύμαχος)
Filósofo sofista griego. Nació en Calcedonia de Bitinia, colonia de Megara en el Bósforo. Apenas se tienen datos sobre su cronología, aunque se cree que vivió entre los años 459 a 400 c.C. Fue un genuino representante de la corriente sofista que viajó por varias ciudades (entre ellas Atenas) como maestro de retórica, aunque también se ocupó de estudios de ética, siendo conocida, a través de Platón (que le cita en el Fedro, en el Gorgias y en la República), su concepción de la justicia. Según cierta tradición, que parece falsa, se suicidó. Trasímaco remarcaba la tajante oposición entre physis (φύσις, naturaleza) y nomos (νόμος, costumbres), cuyo fundamento es la mera convención. Según la posición que Platón le hace defender en la República, Trasímaco concebía que solamente la ley del más fuerte es natural («lo justo no es otra cosa que lo que conviene al más fuerte», República, 338c), y que las leyes humanas son meras convenciones destinadas a impedir que los mejores y más fuertes puedan prevalecer. Además, sustentaba que los gobiernos gobiernan sólo para su propio engrandecimiento, y aquello que determinan como justicia es solamente el sometimiento a unas leyes que han establecido para favorecer sus intereses. Pero, según la naturaleza, la justicia es en realidad que el más fuerte domine al más débil y siga sus propias inclinaciones, y ello sucede cuando alguien realmente fuerte logra romper la convención, contraviene las leyes instituidas e instaura otras. Entonces él es quien marca la ley. De ahí la famosa sentencia de Trasímaco:
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