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(del griego ἰδέα, idea,forma, imagen mental, idea)
En general, característica de los sistemas metafísicos que sostienen que la realidad es mental o se explica mejor como idea, o que el ser es idea. Se opone al realismo y al materialismo y, en principio, a las diversas formas de empirismo. Leibniz aplica el término al platonismo en cuanto afirma que la verdadera realidad está en las ideas. Kant distingue el idealismo empírico, que pone en duda (Descartes) o niega (Berkeley) la existencia de cosas exteriores (ver texto ), del idealismo trascendental o formal: el suyo. El primero de los idealistas modernos, en el sentido de la definición genérica dada, es Berkeley, con su afirmación sobre la inexistencia de la materia, o inmaterialismo, y su fenomenismo. El solipsismo es una forma de idealismo derivada del fenomenismo de Berkeley, al afirmar que no existe nada más que el yo, o uno mismo y sus ideas.
El gran desarrollo moderno del idealismo es el que corresponde al llamado «idealismo alemán», que tiene sus inicios a finales del s. XVIII. Se habla de un manifiesto programático del idealismo, que se escribió hacia 1795, publicado en 1917, por Franz Rosenzweig, con el título de El más antiguo sistema programático del idealismo alemán, y que en principio se atribuyó a Hölderlin, Schelling y Hegel, luego a discípulos de Fichte y finalmente al mismo Hegel. Este manifiesto expresa el deseo -de claro influjo romántico- de hallar un sistema de pensar que elimine la distinción entre sujeto y objeto, y entre yo y mundo, distinción que se vive como una contradicción. Johan Gottlieb Fichte es el primero en desarrollar un sistema, que recibe el nombre de «idealismo subjetivo», y que se inspira en una reinterpretación de Kant con claros influjos románticos. El yo trascendental de Kant se convierte en un «yo práctico», o productor, un sujeto activo, autodeterminado y absolutamente libre; de él surge, por desarrollo dialéctico, el no-yo, o el mundo.
La filosofía de Schelling, que recibe el nombre de «idealismo objetivo», en referencia al sistema de Fichte, que le influye de forma notable, y el de filosofía de la identidad, por la profunda resonancia spinoziana, sostiene una identidad dada de antemano entre naturaleza y espíritu, entre lo subjetivo y lo objetivo; la realidad es razón, y a eso todo llama absoluto.
Hegel adopta esta última perspectiva y da a lo absoluto el nombre de Idea sometida al devenir dialéctico de realizarse o exteriorizarse como naturaleza, y de nuevo como idea o razón, consciente de sí misma, o espíritu. El espíritu es lo que debe ser, esto es, reflexión y conocimiento de sí mismo y por ello, después de expresarse como espíritu subjetivo y espíritu objetivo llega a ser espíritu absoluto o total comprensión de todo en sí mismo, en forma de intuición, como arte, en forma de representación, como religión, en forma de concepto, como filosofía.
El idealismo del s. XIX se enfrenta al positivismo naciente, al que intenta superar. Desde Alemania, donde el giro que da Marx al idealismo de Hegel y a su dialéctica -aprovechando la identidad total entre idea y naturaleza- no permite su supervivencia, el idealismo se traslada a otros países. En Francia son idealistas O. Hamelin (1856-1907) y L. Brunschvicg; en Italia, B. Croce y G. Gentile; en Inglaterra, F.H. Bradley, B. Bosanquet y E.J. McTaggart (1866-1925). En España, el idealismo alemán llega de la mano de K. Ch. Friedrich Krause, convirtiéndose en el krausismo, mezcla de idealismo, panteísmo y misticismo, pero que tendrá el mérito de influir en la aparición, en 1876, de la «Institución Libre de Enseñanza», de Francisco Giner de los Ríos.
Bibliografía sobre el concepto
- Colomer, E., El pensamiento alemán de Kant a Heidegger. Tomo II. El idealismo: Fichte, Schelling y Hegel. Herder, Barcelona, 2008.
- Hyppolite, J., Lógica y existencia. Herder, Barcelona, 1996.
Relaciones geográficas