Galicismo aceptado en contextos filosóficos, donde traduce el griego γίγνεσθαι, gígnesthai o el latino in fieri, con el significado de «llegar a ser». En la antigüedad, la filosofía de Heráclito es una clara expresión de la idea de una realidad constituida esencialmente por el continuo cambio de todas las cosas, de modo que su ser no es más que un devenir: «todas las cosas fluyen», según la expresión que le atribuye más tarde Platón; esto es, una atenta consideración de la realidad entiende que, tras la apariencia estable de las cosas, hay una realidad oculta que no es sino un continuo cambio, un devenir universal, propiciado por una lucha de propiedades contrarias básicas, que somete las cosas a un flujo circular de morir y renacer, o al dominio de un contrario sobre el otro: el resultado final no deja de ser una armonía del conjunto, porque el devenir está gobernado por el logos, la ley, la medida, la racionalidad (ver texto ).
En la época moderna Hegel hace del «devenir» el primer paso concreto de la evolución o desarrollo del pensamiento o de la idea, que en un primer momento no es más que «ser» y, a la vez, «nada», como concepto vacío que es: al devenir llama Hegel «primer pensamiento concreto» y «primera noción», esto es, primera comprensión -no la única- de lo que es la realidad, la vida (ver texto). Lo que acaece en el plano de la lógica, se expresa también como sistema filosófico -sostiene Hegel- en la historia del pensamiento.
Frente a estas filosofías del devenir, surgen las filosofías del ser que, a excepción de la de Parménides, han de incluir la explicación del devenir o del llegar a ser de las cosas. De alguna manera «ser» y «devenir» -permanencia y cambio- son las categorías fundamentales con que debe explicarse la realidad. Aparte de estos dos momentos históricos paradigmáticos citados, el de Heráclito y el de Parménides, las épocas llamadas clásicas desarrollan filosofías -o teorías estéticas, pongamos por caso- basadas en el concepto estático y estable de ser, mientras que las épocas denominadas barrocas o de transición cultivan más bien los aspectos dinámicos del llegar a ser de las cosas, del devenir.
La filosofía contemporánea más reciente, surgida en épocas de transición, o de revoluciones sociales y científicas, ha tomado como temas centrales de consideración aspectos diversos de la potencialidad del devenir: la historia, la vida, la evolución.