(del latín subiectivus, que se refiere al sujeto)
En general, condición de lo subjetivo, en el sentido etimológico de lo que pertenece al individuo o es inherente al sujeto humano. No obstante, en filosofía se utiliza preferentemente como sinónimo de «autoconciencia» o «conciencia» de sí mismo, por la que el hombre se percibe como una unidad siempre idéntica y diferenciable respecto de los demás seres u objetos del mundo. Mediante esta conciencia de sí el hombre es sujeto en un mundo de objetos; el objeto es o existe sin más, mientras que el sujeto establece de un modo consciente relaciones y finalidades. La filosofía moderna aparece con el establecimiento, por parte de Descartes, de toda la certeza del pensar sobre la propia subjetividad.Pero aunque, para el racionalismo, esta idea de subjetividad, entendida como identidad de conciencia consigo mismo, es el fundamento absoluto de todo saber, para sistemas filosóficos posteriores, este concepto parece más bien vacío, de modo que, de cara a la verdad y al saber, aun los datos inmediatos de la conciencia deben interpretarse en una relación de intersubjetividad con los demás.