En la filosofía del espíritu de Hegel, la segunda de las fases, tras la del espíritu subjetivo, por las que transcurre el desarrollo del espíritu, unido a la naturaleza. Convertido ya en sujeto, libre, el espíritu se relaciona con lo exterior, donde ha de realizar su libertad y donde el espíritu se convierte en objeto, recorriendo tres etapas: el derecho, la moralidad y la eticidad. Representa esta etapa el libre juego que se instituye entre la libertad y la razón en la historia y en la sociedad. En esta noción de espíritu objetivo se funda la posterior, debida a Dilthey, de ciencias del espíritu, cuyo objeto de estudio son, precisamente, las objetivaciones del espíritu humano.
Esta fase, respecto de la anterior del espíritu subjetivo, representa su negación dialéctica, que será superada, también dialécticamente, por la del espíritu absoluto.