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(del latín intendere, tender, dirigirse hacia o estar atento a)

Término con que se traduce el intel.lectus latino de la época clásica, que es a su vez la traducción del griego νοῦς, nous, en cuanto se distingue de διάνοια, diánoia (razón discursiva), y al cual se atribuye tradicionalmente, para distinguirlo de la voluntad, la facultad de pensar.

Para Platón, al entendimiento (nous) compete el grado superior de conocimiento teórico, tal como enseña en la metáfora de la línea; es el único medio de comprender las ideas y cómo éstas se articulan entre sí, o dialéctica. Para Aristóteles el entendimiento (nous) no capta Ideas, sino conceptos abstractos de las cosas sensibles y principios intuidos a partir de los cuales se razona. Tanto en Platón como en Aristóteles, al entendimiento, o a la mente, incumbe la facultad de intuir un primer conocimiento a partir del cual progresa, por demostración o deducción, el conocimiento de las ciencias. Aristóteles distingue un entendimiento activo (que la tradición denomina nous poietikós) y un entendimiento pasivo (nous pathetikós). Aquél es la misma alma humana en cuanto es capaz de hacer (ver inteligibles) todas las cosas, porque es como la luz que ilumina; éste es el alma en cuanto es capaz de llegar a ser todas las cosas; aquél es acto, éste potencia.El primero es eterno y separable, el segundo es corruptible y está unido al cuerpo (ver texto ).

Esta distinción de entendimientos, por parte de Aristóteles, llegó a la Edad Media a través de la filosofía árabe, y dio origen a la problemática sobre el carácter de inteligencia única y separada, o no, del entendimiento agente.

La filosofía escolástica sigue sustancialmente a Aristóteles, y distingue entre intellectus possibilis e intellectus agens; al primero incumbe la captación de lo sensible conocido por la percepción y al segundo la actualización y conversión en inteligible de lo (sensible) que sólo lo era potencialmente. El entendimiento agente «ilumina» lo que puede ser conocido en su forma o esencia, mediante la abstracción. En torno a esta «iluminación», surgen disputas acerca de la manera de entenderla: si remitiéndose -en la escuela franciscana-, a la teoría de la iluminación divina, tal como la explica Agustín de Hipona, o bien reduciendo -en la escuela tomista- la acción del entendimiento agente a una abstracción de lo inteligible a partir de lo sensible, aceptando la referencia a la luz como metáfora aristotélica (y platónica).

Descartes y Spinoza mantienen la distinción entre conocimiento intelectual y discursivo, y el racionalismo enaltece el papel del entendimiento frente a cualquier otra facultad. Descartes, que más que de entendimiento habla de «mente», «razón» y hasta de «buen sentido», distingue dos modos de conocimiento: intuición (ver texto  ) y deducción (ver texto ); la primera es la función tradicional que se atribuye al entendimiento de conocer mediante conceptos y la segunda es la función discursiva de la razón. Spinoza se refiere, además de a un conocimiento por los sentidos, la experiencia y la razón, a un conocimiento intuitivo del entendimiento, que denomina «ciencia intuitiva» (ver texto ), y que es capaz de conocer more geometrico. El entendimiento es, según Leibniz, «fuente de verdades necesarias» (ver texto ).

A partir de este momento, el empirismo toma conciencia de los límites propios del entendimiento, por la razón de que sólo puede ser operativo a partir de la experiencia, esto es, de la sensibilidad. El empirismo representa el estudio, reconocimiento y aceptación de los límites dentro de los cuales se mueve el entendimiento.

La filosofía trascendental de Kant introduce una distinción radical entre entendimiento y sensibilidad: ésta es receptividad, pasividad, del sujeto y capacidad inferior de conocer; aquél, racionalidad, espontaneidad, la capacidad superior de conocer. Distingue Kant esta capacidad en «entendimiento» y «razón». La razón (Vernunft) es la facultad suprema de conocimiento, la que intenta dar la mayor unidad posible a lo que el sujeto conoce mediante el entendimiento. El entendimiento (Verstand) es la facultad de pensar los objetos sensibles de una manera discursiva; no existe simplemente la intuición intelectual para la mente humana (ver texto ).

Según Hegel, el entendimiento es capaz de llegar al «verdadero fondo de las cosas», al «interior»; este fondo no es, como en Kant, la cosa en sí, el noúmenon, sino el simple aparecer de las cosas, el fenómeno, en el que ya no se distingue ni contrapone lo universal y lo individual (ver cita). El entendimiento no conoce nada más que el conjunto de fenómenos, de apariencias, expresadas bajo una ley, y así expresa mediante leyes lo que hay de estable (el universal) en lo inestable (el fenómeno, lo singular). La razón, en cambio, es capaz de captar las contradicciones reales de las cosas, lo estable y lo inestable de las mismas, no la sola apariencia abstracta de estabilidad; sólo ella es capaz de pensar la contradicción y, por lo mismo, la realidad. A la realidad se llega, no mediante los conceptos del entendimiento, sino por las ideas de la razón (ver texto ); de hecho ellas producen la realidad.