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Ludwig von Bertalanffy

La teoría general de los sistemas (abreviadamente TGS) es una teoría formal de la totalidad y de la complejidad de tipo holístico que tiene por objeto el estudio de las propiedades generales de cualquier clase de sistema. Esta teoría apareció unos diez años antes que la cibernética de Wienner y fue formulada, fundamentalmente, por Ludwig von Bertalanffy (1901-1972). Parte de las insuficiencias de las concepciones «clásicas» de la ciencia, basadas en los paradigmas mecanicistas y positivistas, y establece como objeto central de estudio las nociones de sistema y de isomorfismo. Nació con una clara vocación de interdisciplinaridad y estuvo muy influenciada por planteamientos procedentes de una filosofía organísmica, que toma en consideración las insuficiencias de los modelos causales y deterministas, y pretende formular principios generales válidos para cualquier tipo de sistemas, sea cual fuere la naturaleza de sus elementos o de las relaciones establecidas en ellos (ver la clasificación de sistemas ). El mismo Bertalanffy señala entre los precursores de su concepción de sistema a autores como Paracelso, Vico, Leibniz, Goethe, o la dialéctica de Hegel y Marx. Bertalanffy, aunque estudió en el entorno del Círculo de Viena, reconoce una mayor influencia de autores como Reichenbach. Posteriormente, fue influenciado también por filósofos como Nicolai Hartmann y Oswald Spengler.

Aunque la TGS apareció por los años veinte, solamente empezó a adquirir una importancia creciente a partir de mediados de los años sesenta (Bertalanffy publicó su obra divulgadora Teoría general de los sistemas en 1968 y, también, Mesarovic y Schwarz publicaron sus obras fundamentales entre 1965 y 1971. Otros autores vinculados a la teoría general de sistemas son: Anatol Rapoport (que la aplica a estudios sociológicos), W. Boguslaw (Los nuevos utopistas, 1965) y W.Churchman (Filosofía y ciencia de los sistemas, 1968). Posteriormente, Erwin Laszlo ha sido el principal continuador de la TGS, especialmente a partir de la Academia de Viena, institución dedicada al estudio de los sistemas). De hecho, el gran impacto de la cibernética (Wienner, a partir de los años treinta) y de la teoría de la información (Shannon y Weaver, 1949) hicieron considerar a algunos autores que la TGS era un subproducto de dichas teorías, aunque el hecho real es que la TGS había aparecido con anterioridad. Bertalanffy considera que en realidad la proliferación de teorías sistémicas parciales tales como la teoría de redes, la teoría de los compartimientos, la teoría de autómatas (Turing, 1936), la teoría de juegos (von Neumann y Morgenstern, 1947), o la misma cibernética y la teoría de la información, así como la teoría de colas o la teoría de la decisión, son aspectos parciales de una única teoría general de los sistemas. Así, por ejemplo, considera que la cibernética (teoría de los mecanismos de control basada en los conceptos de información y retroalimentación) es, solamente, una parte de la TGS, y los sistemas cibernéticos son un caso particular de los sistemas que exhiben autoorganización.

Así, la TGS, muy relacionada también con las teorías matemáticas de juegos, fractales y redes, los modelos estocásticos, la actual física del caos y la teoría de las catástrofes, tiene como vocación superar los estrechos límites de la especialización científica y abocar a una teoría unificadora general, aplicable a todos los sistemas, en los que descubre homologías estructurales e isomorfismos, y principios y leyes aplicables a todos ellos (aunque desconfía de las fáciles analogías como las que se efectúan al comparar una sociedad con un organismo, o las pretendidas analogías entre macrocosmos y microcosmos, o analogías parecidas que se daban en la tradición del vitalismo, por ejemplo, (ver texto ).

Entre las funciones principales de la TGS, Bertalanffy señala la siguientes:

1) Investigar isomorfismos de conceptos, leyes y modelos en diversos campos de conocimiento;

2) Estimular el desarrollo de modelos teóricos adecuados a los diversos sistemas;

3) Minimizar el esfuerzo teórico repetido en diversos campos del saber;

4) Promover la unidad de la ciencia.

Por otra parte, dentro de la TGS Bertalanffy señala tres partes fundamentales:

a) Una ontología de los sistemas (¿qué se entiende por sistema?), que distingue entre:

a.1 sistemas reales

a.2 sistemas conceptuales

a.3 sistemas abstraídos

b) Una epistemología de los sistemas, que le conduce a una filosofía de corte perspectivista, y

c) un estudio de las relaciones entre hombre y mundo, que le conduce a una filosofía de corte humanista que critica al «hombre-robot» de las interpretaciones reduccionistas.

La TGS nació de los estudios sobre organismos vivos, por tanto, la fuente originaria de su inspiración es la biología, aunque sus aplicaciones se han extendido al estudio de modelos sociales, etnológicos, económicos y físicos. Considera que si bien la física y la química clásicas obtuvieron un gran éxito en el estudio de los sistemas cerrados y en el desarrollo de una teoría de la complejidad desorganizada (como el estudio del comportamiento de los gases, por ejemplo, basado en las leyes del azar, la probabilidad y el segundo principio de la termodinámica), es preciso elaborar una teoría capaz de estudiar los sistemas y modelos abiertos (que intercambian materia, energía o información con el exterior) y la complejidad organizada, es decir, capaz de abordar el estudio de los modelos de organización, totalidad, directividad y teleología, que tan a menudo aparecen en biología y en las ciencias sociales. En la medida en que la misma física se abre al estudio de sistemas abiertos, de sistemas lejanos del equilibrio o de sistemas disipativos, se acerca a las tesis de la teoría general de los sistemas. De hecho, algunas de las concepciones más fructíferas de la ciencia contemporánea, tales como los estudios de Ilia Prigogine sobre los sistemas alejados del equilibrio, sobre el papel de la temporalidad en el estudio de los procesos auto-organizativos, y sobre la emergencia del orden a partir del caos, son una corroboración de las concepciones de Bertalanffy.

En este sentido, la teoría general de sistemas ofrece un modelo de organización y unificación de las ciencias, que no pueden ya reducirse al modelo suministrado por la física, y tiende a realizar el ideal de la ciencia unificada, pero bien distinto del formulado por el neopositivismo y el Círculo de Viena (especialmente, por Carnap), que quería unificar todas las ciencias en base al modelo ofrecido por la física clásica (ver texto ). Para Bertalanffy, la cibernética y cierta interpretación de la biología molecular han señalado la importancia de los mecanismos reguladores del tipo de la retroalimentación, pero todavía se enmarcan en el seno de las interpretaciones mecanicistas y positivistas. En cambio -según dicho autor-, la TGS combate estas interpretaciones reduccionistas y ofrece una interpretación más cercana a los modelos no románticos del emergentismo.

La teoría general de los sistemas ha tenido además numerosas influencias sobre diversos campos de investigación: en la filosofía natural de Koestler, Laszlo y Morin, en la psicología genética de J. Piaget, en psiquiatría, etnología, sociología y en economía (ver referencia).


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