Filósofo alemán. Nació en Blankenburg. Estudió matemáticas, economía y ciencias naturales en Munich, Berlín y Halle. Se doctoró con una tesis sobre Heráclito. Ejerció como profesor de matemáticas en el instituto de bachillerato Heirinch Herz de Hamburgo, pero pronto abandonó la enseñanza para dedicarse plenamente a su obra. En 1918 publicó la primera parte de su obra fundamental, La decadencia de occidente, que había escrito poco antes de la Primera Guerra Mundial (cuya segunda parte se publicó en 1922) y en la que expone las líneas maestras de su concepción de la filosofía de la historia.
Muy influido por la filosofía de Heráclito, Nietzsche, Goethe y Dilthey, e integrado en las corrientes irracionalistas y biologistas, elaboró una filosofía de la historia en la cual interpreta el desarrollo histórico como el desarrollo de un organismo biológico sometido, como todo organismo, a unas fases de nacimiento, crecimiento, maduración y decadencia, que Spengler organiza en cuatro estadios a los que da los nombres de las estaciones del año. Así, según él, todas las culturas pasan por:
- una etapa místico-mítica (primavera);
- una etapa de racionalización de lo mítico y místico, con la aparición de la filosofía y de las ciencias (verano);
- una tercera etapa de confianza plena en la razón, o período ilustrado (otoño) y, finalmente,
- una época de decadencia dominada por ideas materialistas y escépticas, en la cual la cultura se ha degradado en mera civilización (invierno).
Aunque cada una de las culturas es diferente, Spengler señala abundantes analogías e isomorfismos entre unas y otras para ilustrar sus diferentes grados de desarrollo o decadencia. Además, caracteriza a las distintas culturas que analiza de forma que considera que la cultura griega estaba dominada por un alma apolínea, la árabe por un alma mágica y la occidental por un alma fáustica.
Como método para estudiar esta evolución histórica Spengler rechaza los propios de las ciencias de la naturaleza, ya que sustenta la estricta especificidad de los fenómenos culturales, irreductibles a los modelos usados por la explicación científica. Así, si la inteligencia está adaptada para el estudio de lo muerto, de la realidad inorgánica, del mundo devenido y estático, a través de la lógica y de la matematización que paralizan lo real, la historia y el desarrollo de las culturas sólo puede estudiarse a partir de la experiencia vivida (la Erlebnis) y de la intuición, único instrumento capaz de acercarnos al conocimiento de la ley orgánica que las rige.
Analizando la cultura occidental, Spengler diagnostica que estamos asistiendo a su total decadencia, ya que ha llegado a la etapa de mera civilización, caracterizada especialmente por la crisis de la religión -que es, según él, el alma de toda cultura-, cuya manifestación más evidente es el predominio de la democracia y del socialismo, es decir, el triunfo del dinero sobre todos los valores (crisis de los valores que había pronosticado Nietzsche), aunque piensa que, bajo la dirección férrea de Alemania, aun es posible un imperio mundial. Buena parte de sus tesis fueron adoptadas por los ideólogos del nazismo, concepción política a la que Spengler era cercano, aunque fue crítico respecto de algunos aspectos de esta doctrina y se manifestó contrario al racismo.
Bibliografía
Del autor
- Spengler, Oswald, El hombre y la técnica. Espasa- Calpe, Madrid, 1967, 3 ed.
- Spengler, Oswald, La decadencia de Occidente. Espasa- Calpe, Madrid, 1941.
Relaciones geográficas