Lógico y filósofo de la ciencia, el representante más genuino del Círculo de Viena. Nació en Ronsdorf, en la actualidad Wuppertal, Alemania, y adoptó la nacionalidad norteamericana en 1941. Estudió en Jena con Herman Nohl, discípulo de Dilthey, y con Gottlob Frege. Se especializó en física, matemáticas y filosofía y, en un ambiente predominantemente neokantiano, se inclinó por la nueva lógica matemática de Frege, Russell y Whitehead, a la que recurrió desde el comienzo como instrumento básico para eliminar decididamente todo elemento no racional que pudiera mezclarse con la ciencia y, luego, para clarificar la estructura lógica de la ciencia. Fue profesor, sucesivamente, en Viena, Praga, Chicago, Princeton y Los Ángeles. Fue firmante del manifiesto del Círculo de Viena, fundó con Hans Reichenbach la revista «Erkenntnis» [Conocimiento] (1930-1937) y fue también coeditor de la Enciclopedia Internacional de la Ciencia Unificada. Tras abandonar toda reminiscencia neokantiana en su filosofía, se adhirió totalmente a las teorías del positivismo lógico. En 1928 publicó su Construcción lógica del mundo, que durante unos años vino a ser la doctrina oficial del Círculo, y en la que desarrollaba, partiendo de las ideas de Russell (las epistemológicas de Nuestro conocimiento del mundo externo y las lógicas de Principia Mathematica) su teoría empirista del conocimiento: todo concepto y todo enunciado científico se constituye a partir de vivencias elementales sensibles. Ya en esta obra aparece su crítica radical a la metafísica y a la falta de sentido de las afirmaciones metafísicas, posición que reforzó en Problemas aparentes en filosofía (1928), donde, además de elaborar las nociones de «pseudoconcepto» (concepto carente de sentido) y «pseudoproposición» (proposición carente de sentido) adopta el criterio empirista de significado en su versión primitiva estricta. Abandonó el fenomenismo de su primera época, debido a la influencia de Moritz Schlick, y adoptó el fisicalismo de Otto Neurath. Defendió con este último la unidad de la ciencia, que necesitaba de un lenguaje fisicalista universal construido a partir de enunciados básicos de observación: los llamados enunciados protocolarios. En su Sintaxis lógica del lenguaje (1934), se propuso la construcción de un lenguaje lógico formalizado que pudiera servir como lenguaje fisicalista universal de las ciencias, de modo que todo enunciado significativo podía ser traducido a ese lenguaje; en este contexto, todo problema de tipo filosófico no podía tratar de otra cosa que de la sintaxis de este lenguaje. Distingue, así, tres tipos de oraciones: oraciones de objeto («la rosa es roja»), propias de las ciencias empíricas; oraciones sintácticas (« 'rosa' es sustantivo») y oraciones de pseudo-objeto («la rosa es una cosa»); estas últimas parece que tratan de realidades, como las primeras, cuando en verdad son meramente sintácticas, con el disfraz de oraciones de objeto: así son los problemas filosóficos. La sintaxis enseña que este tipo de enunciados debe traducirse a oraciones sintácticas (pasándolas de su aparente modo material de hablar, propio de las oraciones de objeto, a un adecuado modo formal de hablar, propio de las oraciones sintácticas: «[la] 'rosa' es el nombre de una cosa»). Si se pretende nombrar objetos «metafísicos», la filosofía construiría pseudoenunciados, no traducibles a oraciones sintácticas. Más adelante, a partir de 1938, en parte por influjo de Tarski y Charles Morris, Carnap sostuvo que el análisis filosófico no podía ser sólo sintáctico, y defendió un análisis también semántico como propio de la filosofía y el tratamiento de conceptos semánticos en metodología de la ciencia, sobre todo los conceptos de significado y verdad. A partir de este momento, suavizó posturas anteriores antimetafísicas y corrigió sucesivamente su criterio empirista de significado. A esta etapa pertenecen las obras: Comprobabilidad y significado (1936-1937), Fundamentos de lógica y matemáticas (1939), e Introducción a la semántica (1942). Por esta época, en el Círculo de Viena ya no se mantenía una interpretación estricta del criterio de significado como verificación definitiva o concluyente, sino que se aceptaba una interpretación débil del mismo. Carnap matizó progresivamente sus posturas hasta admitir como criterio de significado para una proposición empírica la confirmabilidad. Más adelante introdujo la noción de grados de confirmación de una hipótesis, que fundamentó con el estudio de la probabilidad como base de una lógica inductiva.
Las aportaciones de Carnap a la filosofía de la ciencia han sido notables y numerosas; destacan entre ellas la neta distinción entre enunciados analíticos y sintéticos, y a priori y a posteriori, la discusión sobre el criterio empirista de significado, la crítica a la metafísica y la fundamentación de la lógica inductiva.Su apasionada defensa de la racionalidad científica le llevó a la necesidad de corregir con frecuencia sus posiciones teóricas, igual como solía hacer Bertrand Russell. Por ambas cosas, posiblemente, es uno de los autores fundamentales de la historia de la filosofía de la ciencia del s. XX.
Bibliografía
Del autor
- Carnap, Rudolf, Der logische Aufbau der Welt. Weltkreis, Berlin, 1928.
- Carnap, Rudolf, Filosofía y sintaxis lógica, en J. Muguerza, La concepción analítica de la filosofía, 2 vols. Alianza, Madrid, 1974.
- Carnap, Rudolf, Fundamentación lógica de la física. Sudamericana, Buenos Aires, 1969.
- Carnap, Rudolf, La superación de la metafísica mediante el análisis lógico del lenguaje, en A. Ayer, El positivismo lógico. FCE, Mexico, 1965.
- Carnap, Rudolf, Logische Syntax der Sprache. Springer, Viena, 1934.
- Carnap, Rudolf, Scheinprobleme in der Philosophie: Das Fremdpsychische und der Realismusstreit. Weltkreis, Berlín, 1928.
Sobre el autor
- Kraft, V., El círculo de Viena. Taurus, Madrid, 1977.
Relaciones geográficas