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N. Copérnico

(del latín revolutio, giro, revolución, en el sentido de retorno a la situación primera)

Término que, en contextos técnicos de matemáticas, por ejemplo, significa «giro», como en la expresión «sólido de revolución» (formado por la rotación de una figura plana en torno a su eje); en astronomía se denomina «revolución» a la órbita de un planeta alrededor de otro que permanece fijo, de donde procede la expresión de «revoluciones de las esferas celestes» de la astronomía antigua, incluido el título de la obra revolucionaria de Copérnico: De revolutionibus orbium coelestium (1543). En contextos generales, todo cambio brusco de situación y, especialmente a partir del s. XVIII, interrupción de una situación social o política establecida. Aplicada a otros ámbitos distintos del original técnico, perdió su sentido etimológico de «vuelta» para adquirir un significado de «revuelta», tomado de las revoluciones sociales y políticas.

Aplicando este nuevo sentido a la ciencia, representa un cambio drástico en la teoría tradicional que implica desarrollo científico.

Autores franceses e ingleses del s. XVIII y comienzos del XIX hablan con frecuencia de la importante revolución atribuible a Copérnico o de la revolución en química propiciada por Lavoisier, o de las revoluciones científicas, en general, que contribuyen de un modo especial al progreso de la ciencia. A partir de los años cincuenta del s. XX, los historiadores de la ciencia Herbert Butterfield, Los orígenes de la ciencia moderna 1300-1800 (1949), y A. Rupert Hall, La revolución científica 1500-1800 (1954), dan por supuesto que el concepto de «revolución científica» es ya una noción plenamente admitida, y a partir de la obra de Th. S. Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas (1962), la expresión se difunde y discute ampliamente y se aplica al fenómeno, no raro en la historia de la ciencia, según se considera ahora, de un cambio radical y un incremento rápido del conocimiento científico, oponiéndola a la idea de un progreso gradual y acumulativo, defendida, por ejemplo, por George Sarton hacia 1937 (ver texto ).

En el ámbito social una revolución, o un proceso revolucionario, es aquel cambio en la sociedad que supone una alteración brusca y violenta de la situación establecida con el fin de cambiar la autoridad y el régimen. La intención de modificar la situación mediante reformas sociales distingue una revolución (política) de un mero «golpe de Estado». Agente de la revolución son las masas sociales, o en terminología marxista, la clase del proletariado (ver texto ). En un sentido derivado del social se aplica a cambios importantes en grandes ámbitos de la cultura humana: se habla entonces de «revolución industrial», «revolución tecnológica», «revolución informática», etc.