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A diferencia de la estética que es la teoría de lo bello, o de la belleza, tanto natural como artificial, la filosofía del arte se ocupa más bien de las denominadas «bellas artes». Por consiguiente se refiere a aquellas obras que el hombre ha creado, en oposición y distinción de las hechas por la sola naturaleza, y que provocan un sentimiento estético. Sobre ellas, se puede plantear toda suerte de preguntas propias de la filosofía del arte: ¿en qué consiste una obra de arte? ¿qué se crea en una obra de arte? ¿por qué y cuándo se considera bella una obra artística? ¿es el arte una expresión de sentimientos? ¿imita el arte a la naturaleza? ¿es subjetiva u objetiva la percepción estética? (ver texto ).

Los elementos que la percepción estética valora en una cosa bella son de tipo sensorial, formal y vital o social. Los elementos sensoriales corresponden a las cualidades sensibles o a la captación sensible del objeto, que mejor hay que entender como captación fenoménica del objeto, con lo que se significa que no se aprecian meras cualidades físicas o materiales, sino vivencias sensoriales de un sujeto. Son elementos sensoriales los colores, los matices, las texturas del material, la luz, el movimiento, el volumen, etc. Pero el elemento primordial en el arte es, sin embargo, la forma estética, que no ha de confundirse con la figura o el perfil o la forma material de un objeto (shape, en inglés), sino la forma perceptual, la organización global de la percepción, en un sentido muy cercano a lo que, en psicología, se denomina Gestalt. Las cualidades que ha de poseer la forma artística. son materia de discusión y análisis en estética y teoría del arte. Fundamentalmente se la considera una forma significativa (Clive Bell; ver texto ) que posee, en este caso, las diversas capacidades del signo: de representar (dentro de la concepción general de que «el arte imita a la naturaleza»), por lo que hay que tener en cuenta los elementos miméticos o factores representativos de la realidad;de expresar o comunicar los sentimientos (dentro de la concepción de que «el arte expresa sentimientos humanos»). O bien se la juzga bajo el criterio de la unidad: la forma, así entendida, es propiamente la «variedad en la unidad», con lo que se alude a la diversidad de elementos formales que han de organizarse de forma unitaria para la constitución del objeto bello. A este principio se le denomina también principio de unidad orgánica, y a él se añaden otros complementarios: tema, variación temática, equilibrio y desarrollo o evolución (ver texto ). S. K. Langer interpreta la forma como la portadora de la cualidad estética, que no es más que el objeto reducido a imagen o a pura apariencia, por obra del acto creador del artista (ver texto ). Los elementos vitales o sociales, aquellos que remiten a hechos, conceptos y otras referencias a que se vinculan la obra de arte, el artista y el momento en que se crea la obra, y que dan a entender que ésta es un producto de un espacio y tiempo determinados, son también importantes a la hora de juzgar qué es lo que percibimos en la vivencia estética. Este último aspecto lo enfatiza, sobre todo, la sociología del arte. En principio, esta disciplina critica el ideal kantiano del arte como una contemplación desinteresada de un objeto bello, con total independencia de las condiciones sociales en que se crea. Históricamente la sociología del arte ha recibido notables influencias del análisis que el marxismo ha hecho de la sociedad en términos de infraestructura y superestructura, así como del estructuralismo que explica la obra de arte en relación con los demás sistemas de signos y significados de la sociedad enraizados en alguna forma de inconsciente, sobre todo los referentes a la comunicación y a la transmisión del saber. En la actualidad es más bien una materia interdisciplinar que tiende a equilibrar el carácter estético específico de la obra de arte con el hecho de que es una obra humana creada en un espacio y tiempo determinados y, por lo mismo, histórica y social.

Una teoría sobre el arte es una interpretación del fenómeno estético complejo que conforman las diversas obras artísticas. Las principales teorías del arte se agrupan, según J.-Luc Chalumeau (ver referencia), en cinco grandes familias:

1) la fenomenología del arte, iniciada por el idealismo alemán, y que llega hasta nuestros días con Autor:Merleau-Ponty,_MauriceMerleau Ponty y Sartre, cuyo propósito es la descripción de la vivencia artística o del fenómeno estético en sí;

2) la psicología del arte, iniciada por Gustav Theodor Fechner, y cuyos grandes autores son Ernst Gombrich y Rudolf Arnheim, que recurren a diversas escuelas de psicología para interpretar la obra de arte como expresión de los sentimientos humanos;

3) la sociología del arte, iniciada por Frederick Antal (1887-1954) y a la que pertenecen, entre otros, Arnold Hauser y Pierre Francastel; sostiene que el conocimiento de la sociedad es condición necesaria para interpretar toda obra de arte, en cuanto ésta es un reflejo de un proceso social general; ella y el artista, en expresión de J.G. Herder, «llevan las cadenas del siglo»;

4) el formalismo, cuyo fundador es Heinrich Wölfflin; lo que importa es el procedimiento y la forma, no el contenido;

5) el análisis estructural del arte, iniciado por Erwin Panofsky y que sustituye el concepto de forma por el de estructura.

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