Reacción psicofísica que acompaña a todo fenómeno de conciencia, y que se considera propio de la vida emotiva o afectiva de una persona (ver cita). Esta definición es, sin embargo, vaga, porque se sostiene en psicología que el sentimiento no puede referirse a ninguna otra cosa para ser definido con precisión; a lo sumo puede describirse. En este caso, la mejor definición es la denotativa por ejemplos. Un sentimiento es, por ejemplo, la alegría, el dolor, el aburrimiento, la compasión, etc. Se le describe como un estado interno, o una experiencia interna, en los que, a una vivencia psíquica determinada -una percepción, un recuerdo, una idea-, acompaña una actitud de toda la persona y una sensación difusa de agrado o desagrado. Es una vivencia del hombre entero, de sus reacciones a su entorno. Debe distinguirse de la «emoción», que es un estado afectivo más breve y más intenso, en el que predomina la reacción fisiológica, así como de la «pasión», que es una emoción extrema hacia algo, persona, cosa o actividad. «Afecto» es más bien sinónimo de sentimiento, aunque no «afectividad», que comprende tanto sentimientos como emociones.
La noción de sentimiento, como fenómeno distinto e independiente, surge en el s. XVIII por obra, sobre todo, del filósofo alemán Johann Nicolaus Tetens (1736-1807), que la contrapone a «pensamiento» y «voluntad»; en la filosofía antigua y medieval se le denominaba con el nombre genérico, de origen aristotélico, de passio, pasión (pasiones del alma, las llamaba Descartes). La filosofía alemana de esta época destaca, por otro lado, la unión de sensación y sentimiento (al cual acompaña también la emoción).
Partiendo de que el estado psicológico básico de los sentimientos es el agrado o el desagrado, se han clasificado, según una concepción dualista (también llamada unidimensional o hedálgica), en placer y desplacer, en distintos grados de intensidad. Así los estoicos, que identificaban afecto, perturbación y pasión, distinguían cuatro clases de sentimientos:
1) la alegría, que es el placer por una experiencia presente;
2) la concupiscencia (libido), que es el placer por una experiencia futura;
3) el enfado, que es el desagrado por una experiencia actual y
4) el miedo, que lo es por una experiencia futura.
Las teorías pluralistas,iniciadas por Wundt, a finales del s. XIX, clasifican según más elementos y reservan el agrado/desagrado como característica de los sentimientos más simples. Así, el mismo Wundt distingue placer y desplacer, excitación y tranquilidad, tensión y relajación. M. Scheler clasifica cuatro tipos de sentimientos: sentimientos de sensación (hambre, sed, etc.), que provienen de sensaciones corporales; sentimientos vitales (cansancio, tranquilidad, animosidad, etc.); sentimientos psíquicos (tristeza, alegría, etc.) y sentimientos espirituales (como felicidad o desesperación).
Frente a la idea kantiana de que el sentimiento es una percepción siempre subjetiva sin valor de conocimiento (ver texto ), algunos autores -F. Brentano, sobre todo- apuntan a cierta «intencionalidad» de los sentimientos (se siente alegría, por ejemplo, de o por...) y hasta a una función cognoscitiva. Así Pascal remite a razones que el corazón conoce y que el entendimiento desconoce, y Scheler se refiere al «sentir intencional» por el que el sentimiento aprecia el valor de una cosa.
La función específica de los sentimientos es estimular a la acción.
Bibliografía sobre el concepto
- Langer, S., Sentimiento y forma. UNAM, México, 1967.
- Gurméndez, C., Teoría de los sentimientos. FCE, Madrid, 1993.