En un sentido cotidiano, es todo saber o conocimiento que alcanzamos por realizar con cierta frecuencia determinados actos o haber tenido determinadas percepciones. Es como un saber práctico, el que Aristóteles concedía a los «hombres de experiencia», en contraposición a los que poseen un saber teórico (ver texto ). También se llama experiencia, normalmente, a todo conocimiento que nos llega a través de los sentidos. Éste es el sentido que le dio sobre todo el empirismo, que afirma que es sólo por la experiencia como llega el conocimiento al hombre. El problema que plantea la experiencia así entendida, como fuente de conocimiento, es que todo cuanto se conoce mediante los sentidos no es sino una percepción, aquí y ahora, realizada en la conciencia del individuo acerca de algo singular y subjetivo; en el empirismo clásico, estos inconvenientes desembocaron a menudo en el fenomenismo o en el escepticismo. Para la ciencia, la experiencia es observación y experimentación, es decir, método experimental (ver texto ). La experimentación es el fenómeno provocado por el experimentador, en condiciones ideales de observación, para confirmar o desconfirmar una hipótesis o teoría. Sólo la experiencia, provocada o no, puede decidir acerca de la verdad de los enunciados de las ciencias empíricas (ver texto ).