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Nacimiento:11 febrero 1900en MarburgoMuerte:13 marzo 2002en Heidelberg

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Filósofo alemán. Nació en Marburgo en 1900, y ha sido profesor en Leipzig (1939), Francfort (1947) y Heidelberg (desde 1949). Murió en Heidelberg el 13 de marzo de 2002. Desde 1953 dirigió la Philosophische Rundschau. Su formación inicial se situó en el horizonte de la influencia neokantiana y de la fenomenología, y en el estudio del pensamiento griego. Estudió filosofía en Breslau y Marburgo con P. Natorp y N. Hartmann. Posteriormente, fue discípulo de Husserl y de Heidegger en Friburgo, y estudió filología clásica con Paul Friendländer. Su tesis de habilitación, dirigida por Heidegger, versaba sobre la filosofía griega. Pero su actividad filosófica se sitúa en la corriente de pensadores como Nietzsche, Dilthey, Husserl y, especialmente, Heidegger, y desemboca en la formación de la hermenéutica filosófica. Su investigación se dirige al estudio de las condiciones de posibilidad de la interpretación y la comprensión, especialmente en la ciencias humanas, y entiende dicha comprensión como rasgo constitutivo del Dasein humano. Su teoría hermenéutica establece los rasgos básicos de una teoría general de la comprensión -de raigambre heideggeriana-, y efectúa un giro ontológico hacia el ser que es el objeto de la comprensión: el lenguaje.

Más allá del criterio de objetividad ofrecido por las ciencias de la naturaleza, sometida a las condiciones de una abstracción metódica, la hermenéutica -que supera los límites de dicha abstracción que no puede monopolizar la garantía de la experiencia de la verdad- parte del estudio de las estructuras previas de toda comprensión (ver texto). Ello permite fundamentar las diversas formas de experiencia humanas: no sólo la experiencia científica, sino también la experiencia religiosa, ética, histórica o estética. (De hecho, el análisis de la experiencia estética juega un papel central en su obra fundamental: Verdad y método, ya que la experiencia de la verdad que se da en el arte aparece como modelo para toda experiencia histórica).

Pero la interpretación (hermenéutica) que es requerida para la comprensión la realiza un sujeto histórico, que parte de unas condiciones dadas espacio temporales, y que parte, también, de unas estructuras previas de pre-comprensión (Vorverständnis). Es decir, en todo proceso de comprensión se parte de presupuestos o prejuicios (Vorurteile) -en el sentido etimológico de juicios previos-, que son los que hacen posible todo juicio y constituyen una memoria cultural que abarca teorías, mitos, tradiciones, etc. El sujeto de la comprensión no parte, pues, de cero ni se enfrenta al proceso de comprensión a partir de una tabula rasa, sino que tiene detrás suyo toda la historia. Esto debe ser asumido y esta tradición debe jugar un papel activo ayudando a adoptar una actitud de apertura total hacia lo que se interpreta, ya que solamente a partir de la tradición pueden abrirse caminos nuevos. De esta manera, Gadamer denuncia el prejuicio de todo antiprejuicio (ver texto). Los prejuicios o presupuestos son constitutivos de la realidad histórica del ser humano, son condiciones a priori de la comprensión, y la pretensión historicista y cientifista de eliminar todo prejuicio es, a su vez, un prejuicio, pero en el sentido de un falso prejuicio.

Este afán por desembarazarse de todo prejuicio (que ya se halla en Descartes, que quería evitar toda precipitación y prevención, y que se desarrolla durante la Ilustración) pretendía una comprensión libre de presupuestos. Pero tal pretensión no es posible, y revela una concepción psicologista que pretende la posibilidad de una comprensión basada en una coexistencia atemporal entre el intérprete y lo interpretado. Ante este psicologismo, Gadamer defiende una concepción ontológica basada en la temporalidad del ser de ambos polos: autor e intérprete. Por ello postula la necesidad de una distancia temporal en el proceso de la comprensión. Dicha distancia temporal es productora de sentido y es la que permite desembarazarse de los falsos prejuicios para permitir destacar aquellos otros pre-juicios que ofrecen el camino de la comprensión. Así, huyendo de una concepción atemporalista, Gadamer, que parte de la temporalidad y de la finitud constitutiva del hombre, considera que la historia no nos pertenece, sino que somos nosotros los que pertenecemos a la historia (ver texto). La precomprensión, o los prejuicios, se incardinan en esta estructura de la finitud histórica del ser humano. En este sentido, Gadamer no sólo rehabilita la noción de prejuicio, sino también las nociones de autoridad y tradición (ver texto), ya que la estructura de la precomprensión o de los prejuicios se remite a la tradición que es la que les confiere sentido.

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Por ello, los prejuicios no desaparecen en el proceso hermenéutico, sino que se mantienen en la estructura circular del proceso de la comprensión, originando el círculo hermenéutico (ver texto). Dicho círculo hermenéutico parte, pues, de la aparente paradoja de que toda interpretación que haya de acarrear comprensión ha de partir ya de la comprensión previa de lo que ha de interpretar: la interpretación ha de moverse dentro de lo comprendido y alimentarse de ello. Pero dicho círculo no es un círculo vicioso, sino que, como ya había señalado Heidegger, permanece abierto (ver cita). En el proceso hermenéutico, el intérprete, que parte de una situación temporal distinta y distante del texto, ha de reconocer lo distinto de la situación. Si la interpretación se efectúa desde una situación presente junto con el horizonte que la define, la comprensión determina también un horizonte de esta comprensión que, de esta manera, es una fusión de horizontes (ver texto). Desde ahí se obtiene una experiencia de la verdad, que sobrepasa el ámbito de la distanciación alienante del criterio de objetividad del conocimiento científico, y se muestra y expresa bajo otras formas, a la vez que muestra el carácter difuso de la noción misma de experiencia (noción de experiencia que Gadamer acerca a la de la experiencia dialéctica de la Fenomenología del espíritu de Hegel, aunque marca diferencias entre la autoconciencia absoluta hegeliana y la conciencia hermenéutica).

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El medio de toda comprensión es el lenguaje, y toda comprensión es necesariamente un proceso lingüístico (ver texto). El lenguaje no es un mero instrumento del pensamiento, sino que es constitutivo del mundo del hombre y dimensión fundamental de su experiencia. Lenguaje, comprensión y experiencia del mundo mantienen una estrecha relación, y es en el lenguaje donde se revela la significación del mundo. De esta manera, Gadamer puede decir que el lenguaje es el que permite que los hombres tengan mundo, o que la existencia del mundo humano está constituida de forma lingüística (ver texto). De ahí, en la línea de las investigaciones iniciadas por Heidegger, Gadamer concluye la identificación de ser y lenguaje, dando lugar a su giro ontológico de la hermenéutica: «el ser que puede llegar a ser comprendido es el lenguaje» (ver texto).

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Bibliografía

Del autor

  • Gadamer, Hans Georg, El estado oculto de la salud. Gedisa, Barcelona, 1995.
  • Gadamer, Hans Georg, El inicio de la filosofía occidental. Paidós, Barcelona, 1995.
  • Gadamer, Hans Georg, Estética y hermenéutica. Tecnos, Madrid, 1996.
  • Gadamer, Hans Georg, Gesammelte Werke. Mohr Siebeck, Tubinga.
  • Gadamer, Hans Georg, La actualida de lo bello. Paidós, Barcelona, 1990.
  • Gadamer, Hans Georg, La dialéctica de Hegel. Cinco ensayos hermenéuticos. Cátedra, Madrid, 1981.
  • Gadamer, Hans Georg, La dialéctica de la autoconciencia en Hegel. Teorema, Valencia, 1980.
  • Gadamer, Hans Georg, La herencia de Europa. Península, Barcelona, 1990.
  • Gadamer, Hans Georg, La razón en la época de la ciencia. Alfa, Buenos Aires, 1981.
  • Gadamer, H.G., Las caminos de Heidegger. Herder, Barcelona, 2002.
  • Gadamer, Hans Georg, Mis años de aprendizaje. Herder, Barcelona, 1996.
  • Gadamer, H.G., Mis años de aprendizaje. Herder, Barcelona, 1997.
  • Gadamer, Hans Georg, Verdad y método. Sígueme, Salamanca, 1984.
  • Gadamer, H.G., ¿Quién soy yo y quién eres tú? Comentario a «Cristal de aliento» de Paul Celan. Herder, Barcelona, 1999.

Sobre el autor

  • Caner, R., Gadamer lector de Celan. Herder, Barcelona, 2009.
  • Grondin, J., Introducción a Gadamer. Herder, Barcelona, 2003, 1 ed.

Relaciones geográficas

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