No se ha añadido ninguna twiki todavía.

Las nociones de cuerpo (aplicada a los seres vivos y, particularmente, al hombre) y de alma aparecen como correlativas ya desde antiguo, aunque dándose, en general, una preeminencia al alma como algo que es posible entender sin el cuerpo, mientras que éste sin aquélla sería solamente un cadáver o un autómata. Esta concepción es expresión de un dualismo que ya desde la antigüedad ha opuesto el espíritu a la materia, y la conciencia al cuerpo, y que modernamente se ha sistematizado en el problema de la relación entre mente y cuerpo. En dicho dualismo aparece generalmente infravalorado el lado material y corporal, concebido algunas veces como cárcel o sepulcro del alma (soma - sema, es el caso de los órficos, los pitagóricos o de Platón, por ejemplo) o concebido, también, desde una perspectiva moralizante, como la rémora natural (en forma de pasiones) opuesta a la voluntad.

Plato5.gif

Platón que, como hemos dicho, concibe al cuerpo como el sepulcro del alma y como un obstáculo (ver texto ), concibe el ser humano como una unidad accidental de cuerpo y alma. Para él, el hombre es esencialmente su alma, que preexiste al cuerpo (ver texto ), mientras que el cuerpo, fruto de una caída (mito del auriga) es solamente una cárcel para aquella, como la caverna que encierra dentro de sí a unos prisioneros permanentemente engañados (ver texto ). La filosofía adquiere para él una misión purificadora encaminada a la liberación del alma mediante el conocimiento. En cambio, Aristóteles, de acuerdo con su doctrina de hilemorfismo, hizo del alma la forma del cuerpo («la forma de un cuerpo natural que tiene en potencia la vida» (ver texto ), y de acuerdo con dicha teoría, el alma no puede existir separada del cuerpo. Por ello, Aristóteles, que consideraba el ser humano como una unidad sustancial (no meramente accidental) entre cuerpo y alma, sugiere la imposibilidad de la inmortalidad individual, aceptando solamente la del entendimiento agente. Ésta fue también la interpretación dada por Alejandro de Afrodisia y por Averroes y los averroístas. En la filosofía cristiana de los primeros tiempos predominó la visión platónica de las relaciones entre alma y cuerpo, mientras que la escolástica siguió la opinión de Aristóteles, afirmando con mayor decisión la unidad sustancial (forma sustancial del cuerpo).

Desc11.gif

Descartes acentuó nuevamente el dualismo al distinguir radicalmente la sustancia pensante (res cogitans) de la sustancia extensa (res extensa), distinción que provocaba el grave problema de la relación entre el cuerpo (extensión) y el alma (pensamiento). Descartes intentó solucionar este problema apelando a un centro fisiológico de interacción: la glándula pineal. Pero, con ello, el problema no se solucionaba, sino que se trasladaba, ya que seguía planteándose cómo era posible esta interacción en dicha glándula. La corriente racionalista -exceptuando Spinoza, que es monista- siguió adoptando el planteamiento dualista y, con ello, heredó el problema de la relación entre alma y cuerpo y, en general, intentará hallar la solución recurriendo a la acción de Dios entendida de diversas maneras, de las que el ocasionalismo y la teoría leibniziana de la armonía preestablecida son sus más clásicos representantes.

Ya en la época de Descartes, Hobbes había defendido una concepción meramente mecanicista del cuerpo pero, después de los intentos de los racionalistas para solucionar el problema de la comunicación de las sustancias y, ante la disyuntiva de aceptar las tesis de la armonía preestablecida, del ocasionalismo o del dualismo incapaz de explicar la relación entre mente y cuerpo, se radicalizaron las posturas originando dos posiciones contrapuestas: la del materialismo mecanicista radical (como el defendido por La Mettrie que considera al hombre como una máquina), que eliminaban el problema al declarar que el pensamiento es una función del cuerpo, o las posiciones más espiritualistas. Sobre esto también Nietzsche afirma que somos íntegramente cuerpo, y alma es sólo una palabra para designar algo del cuerpo (ver cita).

Con posterioridad a estos planteamientos clásicos, el estudio de la naturaleza de la mente ha suscitado, y suscita aún, nuevas posturas, monistas y dualistas, que intentan ser una respuesta a la cuestión de la relación entre mente y cuerpo, y que se examinan en el artículo con ese título.