(del latín quantitas; en griego ποσόν, posón) Propiedad de las cosas por la que les asignamos una magnitud. Posee magnitud lo que es mensurable, esto es comparable con relación a una medida numérica, o lo que es conmensurable, esto es, comparable con otras cosas pero con relación a la misma magnitud. Para Aristóteles, es una de las categorías fundamentales en que puede clasificarse todo cuanto existe: posee cantidad aquello que es divisible, y lo divisible puede ser discreto, esto es, divisible en una pluralidad, o continuo, esto es, magnitud; tiempo y movimiento son divisibles como magnitudes, ya que el movimiento está en las cosas y el tiempo es el movimiento medido. La escolástica mantiene la idea aristotélica de que la cantidad es un accidente de la sustancia, de modo que sobreviene directamente a ella mientras que las cualidades sensibles, o propiedades, sobrevienen a la cantidad; por eso la cantidad es «materia inteligible» y de ella trata la matemática (ver cita). Kant, en la «Analítica» de la Critica de la razón pura, trata de la cantidad en dos aspectos: como concepto del entendimiento, o conjunto de categorías, y como principio del entendimiento puro, esto es, axioma de la intuición, según el cual «toda intuición es una magnitud extensiva» (B 202), y anticipación de la percepción, según la cual «lo real que sea objeto de la sensación posee magnitud intensiva, es decir, un grado» (B 207). En el primer caso, como forma lógica de juicios, la cantidad da origen a tres clases de ellos: el universal, el particular y el singular, a los que corresponden las tres categorías de unidad, pluralidad, totalidad. En el segundo caso, Kant afirma que toda sensación ha de poseer una cierta extensión en el espacio-tiempo y una cierta intensidad en los sentidos, por ejemplo, temperatura, dureza, luminosidad, peso o masa. En ambos casos, la cantidad es un conjunto de categorías «matemáticas» que, junto con las de cualidad, se oponen a las «dinámicas», de relación y modalidad.
Unida al concepto de cualidad (del latín qualitas, correspondiente al griego ποιότες, poiótes) expresa, en Aristóteles, las dos categorías de mayor importancia, tras la de sustancia: las cosas son, ante todo, -dice la tradición escolástica- un quid, un quale y un quantum [un qué, un cual y un cuanto]. En Hegel, cantidad y cualidad son una pareja de conceptos que constituyen las primeras determinaciones del ser, pudiéndose transformar una en la otra; este proceso de transformación, entendido según la dialéctica materialista, lo formula Engels vagamente en la ley de la conversión de la cantidad en cualidad o ley del cambio cualitativo: los cambios cuantitativos producen cambios cualitativos.
A la cantidad se la ha considerado también la dimensión medible del mundo material. La filosofía y la ciencia griegas ignoraron en principio este aspecto del mundo que la ciencia moderna, a partir del s. XVII, intenta expresar en fórmulas matemáticas. Se ha considerado que este vacío de formulación cuantitativa es una de las características del pensamiento griego: un «límite impuesto a la ciencia griega» (S. Sambursky). Así como los griegos ignoraron la experimentación y el uso de instrumentos, ignoraron también la medición y la formulación cuantitativas. La llamada «vieja física del sentido común» de Aristóteles, que sólo llega a relacionar de manera imprecisa velocidad con espacio, tiempo, fuerza y resistencia, es eminentemente cualitativa. Arquímedes representa un caso aislado de formulación de leyes estáticas. Tras algunos indecisos intentos de expresar cuantitativamente algunos aspectos de la naturaleza hechos por algunos de los llamados «antecesores medievales de Galileo», como los calculatores medievales del Merton College, de Oxford, y Nicolás de Oresme, de la universidad de París, el aspecto cuantitativo de la realidad no se mide propiamente hasta la formulación de las leyes del movimiento hecha por Galileo; desde entonces, el tiempo es una magnitud matemática. Desde entonces también, los conceptos fundamentales de las ciencias de la naturaleza, en principio la física, cuantitativamente definidos, son los pilares sobre los que descansa el conocimiento de la naturaleza. (Véanse sobre esto, los conceptos científicos cuantitativos en concepto).
En la lógica tradicional aristotélica, la cantidad indica, en los enunciados categóricos, si lo que se afirma en el predicado conviene a todos los elementos de la clase a que pertenece el sujeto. Un enunciado es universal si afirma que todos los elementos de la clase sujeto están incluidos o excluidos en la clase predicado; son los enunciados A y E, respectivamente. Un enunciado es particular si afirma que sólo parte de la clase sujeto está incluida o excluida de la clase predicado; son los enunciados I y O, respectivamente. Existen, además, los enunciados singulares cuando la clase sujeto se compone de un solo miembro(ver ejemplo).
Relaciones geográficas