«Lo verdadero es lo hecho». Lema epistemológico de Giambattista Vico, enunciado en su obra De antiquissima italorum sapientia [La antiquísima sabiduría de los itálicos] (1710) y tomado de Hobbes, que, en clara oposición a Descartes, propone como sustituto del criterio de verdad de las ideas claras y distintas. Lo verdadero no es lo intuido, sino aquello que la mente humana ha construido. La mente, mientras se piensa a sí misma, no se hace, por lo que tampoco puede conocerse con certeza. Con esta teoría del conocimiento, Vico asimila la mente humana a la divina, en cuanto a la manera de conocer. Dios es omnisciente porque lo ha creado todo. El hombre sabe en la medida en que es constructor o hacedor; por lo mismo, sólo conoce aquello que él mismo hace; el resto, si acaso, sólo lo piensa. La certeza de las matemáticas proviene de haber sido construidas por la mente humana (un antecedente del constructivismo), mientras que la certeza de la física es menor, porque su objeto no puede considerarse hecho por el hombre. Aplicando este principio a la historia, da de ella una nueva interpretación: la historia es una ciencia mucho más cierta que las de la naturaleza, porque los hechos históricos son humanos y, por tanto, plenamente comprensibles; lo mismo que el derecho, porque el hombre es el constructor de la sociedad civil. La idea que tiene Vico de la historia como ciencia se asemeja a la que, posteriormente, con Dilthey, se aplicará a las ciencias del espíritu.