El supuesto de que las cosas tienen esencia y se caracterizan por lo que les es esencial, por oposición a lo que les es accidental; y también sistema filosófico en principio opuesto al existencialismo. El primer sentido se debe a la distinción que Aristóteles establece entre sustancia (to ti en einai: esencia, forma) y accidentes, conjunto que configura su doctrina de las categorías. Sobre ellas hay que plantearse si son modos del ser o simples maneras de pensar o modos del lenguaje. Si se supone lo primero, debemos preguntarnos por el fundamento y justificación de esta distinción, y si se supone lo segundo, el problema estriba en cuáles son los criterios para decidir qué es esencial para algo y qué le es accidental. De estos presupuestos aristotélicos arranca toda la larga tradición de sistemas filosóficos esencialistas, de Aristóteles a Hegel, en los que predomina la esencia o la sustancia, o incluso la materia, como noción fundamental.
. En filosofía de la ciencia, Popper denomina esencialismo a «la doctrina de la explicación última», a aquella manera de entender el conocimiento científico -distinta de la concepción instrumentalista de la ciencia y de la que él propone por conjeturas y refutaciones-, que se acoge a explicaciones últimas basadas en la esencia y en propiedades esenciales (ver texto ).