No se ha añadido ninguna twiki todavía.


I. Kant

Según Kant, contradicciones inevitables de la razón debido a su estructura dialéctica. Kant conserva el sentido etimológico de «antinomia» y las llama «conflicto de la razón», «conflicto de conocimientos», además de «sofismas». Se producen tales antinomias en la razón teórica, en la razón práctica, en el juicio de finalidad y en el principio del gusto. Las antinomias de la razón pura son contradicciones en que cae la razón teórica al querer pensar lo incondicionado. Son necesarias a la razón, pero la dialéctica trascendental enseña la manera de liberarse de ellas. Se producen cuando la razón aplica los principios de la experiencia a objetos que están más allá de la misma y esto sucede cuando se pretende aplicar las categorías, no sólo a los objetos de la experiencia, sino al conjunto de la experiencia, entendida como mundo. Resulta, así, antitético afirmar -primera antinomia- que el mundo tiene comienzo (tesis) y que no lo tiene (antítesis); que el espacio -segunda antinomia- es infinitamente divisible (tesis) y que no lo es (antítesis); que en el mundo -tercera antinomia- además de la causalidad natural, existe la causalidad de la libertad (tesis) y que no existe tal libertad (antítesis); y, finalmente -cuarta antinomia- que el mundo supone la existencia de un ser necesario (tesis) y que no la supone (antítesis; ver texto). Los razonamientos utilizados para llegar a tales afirmaciones antitéticas son, a decir de Kant, pseudorracionales. La razón se libera de la «ilusión trascendental» de querer hallar lo incondicionado cuando reflexiona sobre el carácter no constitutivo de los principios del entendimiento, cuando se aplican, más allá de la experiencia, a las cosas en sí; su carácter es solamente regulativo, y sirven como indicadores de una búsqueda siempre creciente de sentido, nunca plenamente alcanzada ni alcanzable, en la investigación sobre la naturaleza.Las dos primeras antinomias se refieren al «incondicionado matemático» y las dos últimas al «incondicionado dinámico», por lo que llama a las primeras «antinomias matemáticas» y en ellas las dos conclusiones son falsas, mientras que a las dos segundas las denomina «antinomias dinámicas» y, en ellas, las conclusiones son aceptables, sólo en el supuesto de que se distinga convenientemente entre mundo fenoménico y mundo de las cosas en sí.

La antinomia de la razón práctica es el intento de alcanzar el incondicionado práctico, que consiste en creer que «virtud» y «felicidad» están unidos a modo de bien supremo del hombre, cosa a la que inevitablemente lleva la moralidad. En realidad, el conflicto-que se genera cuando suponemos o que la felicidad es la causa de que seamos virtuosos o que la virtud produce la felicidad, siendo ambas cosas imposibles- se soluciona reflexionando sobre el carácter meramente aparente del conflicto. La felicidad no puede ser realmente el motivo de nuestra acción moral, pero la moralidad, al consistir sólo en la actuación por reverencia a la ley moral, que pertenece al ámbito de las cosas en sí, o de la inteligibilidad, puede tener como efecto algún modo de felicidad en el mundo fenoménico(ver texto).

La antinomia del gusto la formula Kanten su Crítica del juicio, cuando afirma, por un lado, como tesis, que el juicio del gusto no se funda sobre conceptos, puesto que acerca de gustos no se discute, y por el otro, como antítesis, que sí se funda sobre conceptos, pues reclamamos para el gusto estético cierta clase de universalidad. La antinomia se resuelve entendiendo que tesis y antítesis sólo se contradicen aparentemente, puesto que, en realidad, pueden conciliarse añadiendo que los conceptos sobre los que se funda no son determinados (a saber, no pueden utilizarse como categorías), sino indeterminados (a saber, conceptos trascendentales igualmente a priori; ver texto).

La antinomia de la facultad de juzgarse presenta cuando, a través del juicio reflexivo -no del juicio determinante-, se intenta dar mayor sentido a los datos de la experiencia de lo que es estrictamente posible desde el punto de vista cognoscitivo. Entonces, para dar mayor unidad a la experiencia sensible, la facultad de juzgar parte de dos principios que se muestran antitéticos: según el primero, todo lo producido en la naturaleza se explica sólo por causas mecánicas; según el segundo, algunas cosas producidas en la naturaleza se explican mejor por causas finales. Pero esos principios, en realidad, no se contradicen, si se toman sólo como juicios reguladores de la investigación humana, o como meras reflexiones sobre la naturaleza, y no como juicios determinantes o constitutivos de objetos conocidos (ver texto ).


Ver texto de las antinomias de la Razón pura .