El término tótem procede de un vocablo de la lengua algonquina de los indígenas de América del Norte que significa «pertenece a mi parentesco» y designa plantas, animales, fenómenos u objetos asociados de manera simbólica a determinados grupos sociales como insignias de identificación. A veces, se usa, también, de manera poco correcta, para designar los objetos, imágenes o esculturas que representan dichos tótems.
El totemismo es definido por Radcliffe-Brown como «costumbres o creencias por las que se establece un sistema especial de relaciones entre la sociedad, los animales, plantas y demás objetos naturales que se consideran importantes para la vida social». Así, en las sociedades primitivas en las que se da el totemismo (generalmente con estructura de clanes), se mantiene una relación particular con alguna especie de animales, con alguna planta, con algún objeto o, incluso, con fenómenos tales como la lluvia, el viento, etc., que son los tótems de dichas sociedades. El totemismo se ha observado en muchas partes del mundo: en América del Norte, en África, en Oceanía... Sin embargo, es en Australia donde se encuentran sociedades con creencias totémicas más elaboradas, que comportan un cuerpo complejo de mitos y rituales y la creencia en centros totémicos, o lugares sagrados, en los que se manifiesta el poder del tótem (generalmente, ligado a la reproducción).
En la antropología cultural del siglo XIX y comienzos del XX, el totemismo fue considerado como el embrión de una religión universal. J.G. Frazer, en su obra Totemismo y exogamia (1910), lo toma como criterio de clasificación de las sociedades más o menos desarrolladas, y lo liga a las nociones de tabú y de animismo; E. Durkheim lo consideró como una forma de proyección de las estructuras sociales sobre la naturaleza pero, hasta cierto punto, siguió concibiéndolo como una forma de religión primitiva. En el psicoanálisis de Freud, el totemismo juega un papel relevante y, en Tótem y tabú, describe la supuesta situación de la humanidad en estado de horda primitiva, en una época en que se habría cometido un crimen en la figura del padre de la horda. La responsabilidad colectiva sería, según él, una de las bases de la sociedad y el origen de la religión y la moral en forma de sentimiento de culpa y necesidad de expiación. El totemismo, asociado a la prohibición de comer el tótem, aparece, según Freud, como símbolo de la prohibición de matar al padre y, consiguientemente, como prohibición de tener relaciones sexuales con la madre. En suma, aparece como base del tabú del incesto y como represión del complejo de Edipo. De esta manera, estaría en la base de la exogamia y sería el fundamento de la sociedad.
En la etnología contemporánea se ha abandonado la concepción del totemismo como forma de religión universal, e incluso como forma de una institución social generalizada. Ya, en 1910, Goldenweiser había señalado que el totemismo tenía muchos más contenidos sociales que religiosos, y denunció el abuso generalizador que se cometía usando dicho término para referirse a una multiplicidad de fenómenos sociales distintos. Para Lévi-Strauss es, solamente, una de las formas que adquiere el pensamiento salvaje, concebido como forma de organizar y clasificar los fenómenos sociales y naturales.
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