(del latín jurídico causa, causa, motivo, asunto, cuestión, pasó en latín vulgar a significar «cosa», mientras que res daba origen a «realidad»)
El referente del signo lingüístico, lo denotado por él; el significatum del triángulo lingüístico de Ogden y Richards (ver imagen).
Palabra de uso algo indefinido, también en los contextos filosóficos, donde en general se refiere al objeto intencional de la conciencia, por lo que la cosa pensada, querida o imaginada puede ser tanto real como simplemente mental. En un sentido más estricto, se aplica al objeto físico que existe de forma individual; equivale, así, a «objeto material». No obstante, los distintos usos filosóficos dan a la palabra significados distintos, según los diversos autores. Así, Descartes utiliza «cosa» (en su caso, res) como equivalente de «sustancia» y es cosa tanto el pensamiento (res cogitans) como la extensión (res extensa), pero también se refiere a «cosas materiales» y «cosas corporales»(ver cita). Para Kant, «cosa» tal como la conocemos es el objeto del conocimiento sensible o intuición, al cual llama preferentemente fenómeno, que distingue de la «cosa en sí», o noúmenon, el objeto tal como es en sí mismo más allá de la experiencia humana, en realidad desconocido, aunque pensable. En la ética distingue al hombre de cualquier «cosa», porque el hombre no es nunca medio o instrumento para nada, sino fin en sí mismo (ver cita). Heidegger observa que preguntar ¿qué es una cosa? -pregunta que sólo la filosofía, a diferencia de las ciencias, se atreve a plantear- lleva a preguntarse por ¿quién es el hombre?, dado que no puede responderse a ella a menos de plantearse qué es el espacio y el tiempo, qué es la verdad, cómo conoce el hombre y cómo ha respondido a ello a lo largo de la historia (ver texto ).