(del griego ἀλληγορία, alegoría, derivado del verbo allègorein, que a su vez está formado por allos, otro y agoreuein, hablar en público. Etimológicamente significaría, pues, un hablar o un decir con términos propios de otro) Se la ha definido como una metáfora continuada en la que se expresan ideas mediante imágenes, pero en la que predomina un aspecto más intelectual que en la mera metáfora. Por ello, se opone también al símbolo. En la alegoría predomina el aspecto de un doble sentido, en el cual, el verdadero debe ser descubierto más allá de su aspecto manifiesto, y se expresa mediante representaciones en las que lo particular significa lo universal. El símbolo, en cambio, es una síntesis entre lo universal y lo particular, en la que no cabe ningún reduccionismo de lo universal a lo particular ni viceversa. Esta oposición entre alegoría y símbolo la desarrollaron los autores románticos y, en especial, Goethe, Schiller, Schlegel y Schelling.
En la perspectiva de la interpretación de las sagradas escrituras, la hermenéutica efectuada por Filón de Alejandría, y especialmente por Orígenes, se basaba en el método alegórico, que quiere descubrir , más allá de la literalidad del texto, las verdades permanentes. Así, los textos sagrados no deben entenderse literalmente, sino que deben ser interpretados alegóricamente. Este recurso a la interpretación alegórica existía ya en la tradición griega, especialmente entre los estoicos, y la alegoría misma fue usada por Platón, por ejemplo, en la famosa alegoría de la caverna (texto conocido también como mito de la caverna). En la Edad Media dicho método alegórico se utilizaba también para la interpretación de la función del arte, en general, y de la poesía, en particular que, además, tendía a expresarse alegóricamente. De hecho, uno de los ejemplos más acabados del uso de la alegoría en la literatura lo proporciona la Divina comedia de Dante. En la estética moderna, en cambio, bajo la influencia de los autores románticos mencionados, se rechaza que la alegoría deba expresar conceptos bien definidos ya que, si bien es cierto que surge de una correlación entre imágenes y conceptos, esta correlación, por una parte, es meramente arbitraria y, por otra parte, si la alegoría tuviera que atenerse de manera fija a un corpus de esquemas conceptuales definidos, perdería toda su función estética.
En teología cristiana, la exégesis alegórica es un método de interpretación de los textos que parte del supuesto de que el sentido literal no es el sentido genuino o no, al menos, el único de un texto y que intenta, por consiguiente, descubrir su presunto sentido profundo. Para acceder a esta dimensión del significado se sitúa el texto dentro de un sistema de referencia construido a partir de las convicciones teológicas o filosóficas del intérprete.
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