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Sócrates

Conjunto de procedimientos basados en el diálogo y en la inducción utilizados por Sócrates para guiar el acceso al conocimiento, ya que para este autor se establece una relación de validez entre la adquisición del saber y el método utilizado para dicha adquisición. De esta manera, alguien (un artista, por ejemplo) puede producir obras bellas, pero su producción está limitada por su auténtico desconocimiento de lo que la belleza es verdaderamente. Puesto que Sócrates no escribió nunca ninguna obra, no es posible describir de forma directa dicho método, y debemos remitirnos a los diálogos de Platón y a las indicaciones de Aristóteles, para poder tener un cierto conocimiento del método que utilizaba Sócrates para orientar el pensamiento hacia la verdad.

Las enseñanzas de Sócrates se oponían a los sofistas que, en la medida en que sustentaban posiciones relativistas y escépticas, no perseguían la consecución de la verdad, sino que dirigían sus enseñanzas hacia la consecución del éxito. Por ello desarrollaban técnicas de retórica que tendían más hacia el convencimiento de los demás que hacia la verdad. En cambio, Sócrates dirige su pensamiento y su magisterio hacia el cuidado del alma y la consecución de la verdadera areté, y para lograr este objetivo y alcanzar el conocimiento del bien, Sócrates utiliza como método fundamental el diálogo y la interrogación. Atendiendo al proceso del diálogo podemos distinguir en él dos partes: la (εἰρωνεία) ironía y la (μαιευτιχή τέχνη) mayéutica. Atendiendo más concretamente a las formas de razonar que se dan en el mismo diálogo podemos distinguir entre la inducción y la definición.

1º la ironía y la inducción. Sócrates interroga a sus interlocutores a partir de la confesión de su ignorancia sobre el tema que se va a tratar. De esta manera él -que solía afirmar que «sólo sé que no sé nada»- obliga a sus interlocutores a responder a las preguntas acerca del tema del diálogo (que habitualmente giraba alrededor de conceptos como el valor, la amistad, el amor, la justicia, etc.) y procede luego a examinar estas respuestas que, en general, no contestan la pregunta, puesto que en lugar de responder «qué es» la belleza, por ejemplo, las respuestas muestran casos particulares de cosas bellas, pero no «la» belleza en sí. Este examen de las respuestas es el que constituye el momento de razonamiento inductivo que Aristóteles señalaba como una de las aportaciones de Sócrates a la historia del pensamiento. Pero la ignorancia de Sócrates no es un mero no saber, ya que Sócrates reflexiona sobre los fundamentos del conocer y se da cuenta de que, en general, el pretendido saber es sólo un enmascaramiento de una ignorancia mayor, a saber, la de la ignorancia que se ignora a sí misma y se reviste con los ropajes de un falso saber o de un saber parcial. De ahí que esta ignorancia socrática aparezca como ironía.

2º la mayéutica y la definición. La mayéutica socrática es el arte de dar a luz aquellas ideas que ya estaban en la mente de sus interlocutores pero sin que éstos lo supieran, a través de hacer patente la ignorancia revestida de falso saber que era el obstáculo principal para la adquisición del auténtico saber. Mediante este procedimiento, Sócrates libra el alma de sus interlocutores de su ignorancia, al hacerles ver las confusiones en las que descansaba su pensamiento pero, al mismo tiempo, libera también las verdades que están presentes de manera virtual en la mente de sus interlocutores, de forma que ayuda a dar a luz unos conocimientos que éstos poseen virtualmente pero que no conocen. Por esa razón Platón en el Teeteto compara a Sócrates con una comadrona ya que, de la misma manera que ésta, que solamente ayuda a alumbrar al hijo que está en las entrañas de otra mujer, Sócrates ayuda a dar a luz las ideas que ya están en la mente de su interlocutor (ver texto ). Por esto se puede considerar el método socrático como una aplicación de la máxima que estaba escrita en el frontón del templo de Delfos: «conócete a ti mismo».

Sócrates

Por otra parte, este proceso de la mayéutica permite reanudar el diálogo y dirigirlo hacia la búsqueda de la definición general del concepto que se está examinando. Esta definición pretende captar la esencia, es decir, «lo que es» y, por tanto, no puede ser una mera definición nominal (definir una palabra por otra palabra), lo que nos haría caer en un círculo vicioso. Pero, implícitamente, ello sugiere que si el diálogo es posible es porque los diferentes interlocutores comparten un logos común. Esta tesis implícita es la que permite a Sócrates postular la existencia de verdades absolutas, en contra del relativismo sofista. Pero la no aceptación de definiciones nominales es la razón por la cual los diálogos socráticos no acaban concluyendo en ninguna definición del tipo: «la belleza es...», o «la virtud es...», puesto que sólo sería definir una palabra por otras. Posiblemente, por esta razón, Sócrates renunció a escribir, ya que probablemente pensaba que no es posible articular lingüísticamente las definiciones, a las que solamente se llegaría mediante un proceso de intuición (noesis). El valor del diálogo está en el proceso mismo de la búsqueda del saber y de la liberación de la ignorancia, y este proceso, como ya hemos dicho, es fundamental para Sócrates.

Por otra parte, el diálogo platónico permite el examen de los presupuestos y prejuicios que a menudo son aceptados tácitamente y, en este sentido, ofrece un modelo primigenio de la filosofía del análisis del lenguaje.

Desde otro punto de vista, se pueden ver varias similitudes entre este método socrático y el método del psicoanálisis de Freud. También en el psicoanálisis el método fundamental consiste en la interrogación del paciente, el cual, a través de sus propias palabras, y con la ayuda del psicoanalista que las interpreta, llega a un conocimiento de sí mismo que no poseía. Es decir, «da a luz» unos contenidos de su mente que no eran conscientes.