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Radiación electromagnética visible para el ojo humano y que ocupa longitudes de onda que van desde los 7x10-5 centímetros (correspondiente al color rojo) hasta los 4x10-5 (correspondiente al color violeta). (Ver umbrales de la sensación). Pero más allá de esta definición científica, la cuestión de la luz desde el punto de vista de la filosofía y de la historia del pensamiento importa porque las discusiones sobre su naturaleza o el uso de metáforas basadas en ella han sido muy frecuentes.

Sobre la naturaleza de la luz

Desde la más remota Antigüedad hasta bien entrada la Edad Moderna, la discusión sobre la naturaleza de la luz puede esquematizarse en torno a estas dos cuestiones: discusión sobre su carácter material o no, y distinta atención a sus formas de traslación (si atendiendo a su carácter difuso o a su propagación rectilínea).

Pitágoras

Pitágoras, por ejemplo, concibió el fenómeno de la visión entendiendo que el ojo lanzaba rayos hacia los objetos y de ese modo los percibía. Seguía, pues, un esquema similar al del sentido del tacto. Este modelo de los rayos partiendo del ojo situaba en el sujeto el factor activo de la visión. El desarrollo de la óptica como ciencia sigue este esquema geométrico, sólo que invierte el proceso: los rayos partirían de los objetos y «tocarían» los órganos de la visión. Para Pitágoras la cuestión de la naturaleza material de la luz no era relevante; sí lo fue para Demócrito, Epicuro y toda la escuela atomista antigua. La luz y el proceso de visión, como toda realidad, consistirían en desplazamientos de átomos, en este caso entre el objeto emisor y el sujeto receptor. Los rayos serían cadenas rectilíneas de átomos y, por lo tanto, de naturaleza material.

Goethe

El debate antiguo sobre la luz y la visión como fenómeno activo o pasivo ha seguido siendo tema recurrente. Uno de los episodios más significativos es la crítica de Goethe a la física de Newton, crítica que Goethe desarrolló en su particular teoría de los colores y de la visión. Frente al criterio científico moderno que subraya el carácter pasivo de la visión y la luz como fenómeno que emite el objeto, Goethe reivindicó el papel activo del receptor. Pese a que la ciencia desmintió los puntos de vista de Goethe, sus observaciones han sido recuperadas por los estudios más recientes en el campo de la psicología de la percepción.

El problema de su naturaleza material o no, junto a la cuestión de su forma de traslación, también han sido temas recurrentes. El auge del punto de vista materialista condujo a un modelo corpuscular de la luz: ésta estaría formada por pequeños corpúsculos. Sin embargo, su difusión, que no sólo es rectilínea, condujo también al llamado modelo ondulatorio. En esta caso, la imagen de referencia es el movimiento marino y el sonido: la luz sería una vibración ondulatoria. Históricamente, la confrontación ente estos modelos (corpuscular y ondulatorio) tiene un momento álgido: es la polémica entre Newton y Huygens. Pese al prestigio de la física newtoniana, el modelo ondulatorio de Huygens se impuso. Y esta discusión sobre la doble naturaleza de la luz se prolonga hasta el s. XX. La física hoy admite un comportamiento corpuscular (los llamados fotones) y un comportamiento ondulatorio.

Por otra parte, si la luz es una vibración, queda planteada la cuestión de qué sustancia es la que vibra. Una de las respuestas, también antigua y moderna, ha sido considerar al éter como tal sustancia de la vibración. El éter ha sido también objeto de discusión, si de naturaleza material o no, dándose a lo largo de los siglos XVII a XIX las más variadas y matizadas opciones.

Consideración de la oposición luz / oscuridad

Justamente la consideración del éter nos conduce a conceptos o realidades próximos a la luz. El éter, que etimológicamente significa la porción elevada y luminosa del aire, es uno de ellos. La luz como éter muestra las valoraciones simbólicas asociadas a esta realidad: la luz tendría un carácter sutil, elevado, celeste o divino. También próximo a la luz es el fuego, entendido en sentido amplio; el fuego, además, es el agente productor de la luz, y el mismo Sol, que es nuestra fuente de luz primordial, sería un inmenso fuego. En la clasificación antigua de los cuatro elementos (tierra, agua, aire, fuego), el fuego ocupa también la posición más elevada y su constitución es la más sutil. Todo ello explica el lugar privilegiado que ocupa la luz desde el punto de vista de muchas mitologías y asociaciones simbólicas. Frente a la luz, sus opuestos, Noche y Oscuridad, suelen acumular connotaciones negativas. Por ejemplo, en la cosmogonía de Hesíodo, la Noche es hija del Caos y madre de los Sueños. Todo lo informe, irracional, subterráneo queda asociado a estas figuras contrarias a la luz. En cambio, la luz, al igual que el éter y el fuego, queda asociada a razón o recto conocimiento. Esta oposición típica puede verse en innumerables mitologías y religiones. El caso más significativo sería el de la religión maniquea, donde el principio fundamental es la lucha entre el reino de la luz y el reino de las tinieblas. También debe recordarse que el término «iluminación» significa en los más diversos contextos religiosos “salvación”: adquirir la luz es alcanzar la verdad.

Metáforas de la luz en la historia del pensamiento

Sócrates

La comentada sinonimia entre luz y verdad o salvación es un motivo que también es reconocible en la historia de la filosofía. La metáfora del método socrático como mayéutica es una de las primeras a referir. La mayéutica hace referencia a la labor de la comadrona, la que ayuda a nacer. Y parir es “dar a luz”. Extraer de uno mismo las verdades es darlas a luz. Esta asociación entre luz y verdad también es destacable en uno de los textos más importantes de la filosofía occidental, el mito de la caverna, en el que Platón explica su teoría de las ideas.

En la Edad Moderna, la exigencia de “claridad y distinción” para las ideas verdaderas es otra importante metáfora. Lo claro y lo distinto, como criterio de verdad o evidencia, remite implícitamente a la luz.

Sólo la luz permite tales cualidades, mientras en la oscuridad reina la confusión y la inexactitud. Esta metáfora cartesiana se ramifica en un estilo de pensamiento regido por el ideal geométrico, y la geometría es ciencia pariente de la óptica. Bien, Razón y Verdad remiten, pues, a las imágenes de la luz. Esta asociación está presente también en uno de los textos fundacionales del pensamiento utópico, La ciudad del Sol (1623) de Campanella.

Por último, y quizás la más importante y evidente, es la asociación entre la luz y una determinada corriente en la historia del pensamiento. El llamado «siglo de las luces” (s. XVIII) es el siglo de la razón. El movimiento de la Ilustración (o sus homónimos, como la Aufklärung o The Enlightenment) ejemplifica al máximo estas connotaciones positivas de la luz. Frente a ellas, términos como «oscurantismo», «noche de la Edad Media”, etc., subrayan el contraste con la falsedad, la superstición, lo irracional.

Pero la luz también puede connotar a sus opuestos negativos. El exceso de luz ciega; un exceso de luz puede ser un exceso dogmático. De ahí que expresiones como «iluminado» o «alumbrado» remitan a la idea del desvarío. Ejemplo de ello es el movimiento de Los Alumbrados, corriente espiritual heterodoxa que fue perseguida en la España de los siglos XVI y XVII.

Esta ambivalencia podría recordar también a la obra de Goya. El ilustrado y «afrancesado» Goya produjo obras luminosas. Luego, quizás bajo el lema de uno de sus grabados («El sueño de la razón produce monstruos»), produciría sus famosas «pinturas negras».

(Colaboración de Albert Ribas Masana)



Bibliografía sobre el concepto

  • De Groot, Jean, Aristotle and Philoponus on light. Garland, N. York, 1991.
  • Sepper, Dennis L., Goethe contra Newton: Polemics and the project for a new science of color. Cambridge Univ. Press, Cambridge, 1988.
  • Schurman, Paul F., Luz y calor: 25 siglos de hipótesis acerca de su naturaleza. Espasa Calpe, Madrid, 1946.
  • Newton, Isaac, Optica o tratado de las reflexiones, refracciones, inflexiones y colores de la luz. Alfaguara, Madrid, 1977.
  • Ferraz Fayos, Antonio, Teorías sobre la naturaleza de la luz: de Pitágoras a Newton. Dossat, Madrid, 1974.
  • Park, David, The Fire within the eye: a historical essay on the nature and meaning of light. Princeton Univ. Press, New Jersey, 1997.
  • Ronchi, Vasco, The nature of light. Heinemann, Londres, 1970.
  • Sabra, A. I., Theories of light from Descartes to Newton. Oldbourne, Londres, 1967.
  • Huygens, Christiaan, Traité de la lumière, en vol 19 de Oeuvres complètes de Christiaan Huygens, publiées par la Société Hollandaise des Sciences. Nijhoff, La Haya.

Relaciones geográficas

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