(del griego εἴδωλα eídola, imágenes)
Este término tiene, por lo menos, tres significados distintos:
A) En el ámbito de las creencias religiosas, mágicas o animistas, los ídolos son aquellos objetos que efectúan una ocupación sagrada del espacio, y que provocan una actitud de devoción y culto. En este sentido, la idolatría es el culto a los ídolos. Dichos ídolos pueden ser imágenes de cualquier material (barro, mármol, madera, metal, etc.) e, incluso, en determinadas creencias, pueden considerarse ídolos ciertos objetos naturales. En cuanto que meras imágenes, su capacidad para expresar lo sagrado debe entenderse en el contexto de todo un sistema de creencias, y revela aspectos de formación de lo simbólico.
B) En la filosofía de Demócrito, de Lucrecio y los estoicos, los ídolos (entendidos en su significado etimológico) son las imágenes que se forman en la sensación y en el pensamiento, y que proceden del mundo externo.
C) Para Francis Bacon, son prejuicios o errores que dificultan o imposibilitan un auténtico conocimiento de la naturaleza y, para él, la eliminación de estas fuentes de error es previa a una adecuada fundamentación del saber. Bacon considera cuatro tipos de ídolos:
- los idola tribus o ídolos de la tribuse deben a la naturaleza humana misma, y son tendencias naturales en todo individuo, como confundir la realidad con el deseo o el engaño de los sentidos. Los ídolos de la tribu son los errores en que la mente cae por causa de su misma naturaleza, proclive a sacar precipitadamente conclusiones, a hallar regularidades donde no las hay, a confundir ideas con datos, a ser demasiado crédulo, etc.
- los idola specus o ídolos de la caverna son tendencias que dependen de la educación, los hábitos y la manera de ser de cada uno.
- los idola fori, o ídolos del mercado o de la plaza, se deben a las relaciones sociales, y su origen está en un uso incorrecto del lenguaje, es decir, surgen por usar un lenguaje ordinario inadecuado para el conocimiento científico.
- los idola theatri, o ídolos del teatro proceden de los errores de razonamiento, de las falsas filosofías y de las falsas creencias fundadas en el argumento de autoridad o producidos por la fidelidad acrítica a los sistemas filosóficos.
La idea de saber como conocimiento útil y la de método para el conocimiento científico son las dos grandes aportaciones de Bacon a la historia del pensamiento. Criticó la lógica aristotélica como incapaz de proporcionar conocimiento científico y propuso una teoría propia del método científico: hay que empezar recogiendo datos observacionales, en los que se observarán atentamente relaciones y correlaciones que permitan extraer principios generales, de los que, a su vez, se extraerán principios aún más amplios. Es, pues, propiamente una inducción, no una deducción como era el ideal de ciencia de Aristóteles. En el momento de recogida de datos, hay que liberar a la mente de todos los prejuicios o ídolos que impedirían un buen análisis de aquellos (ver texto ).
También Descartes, al insistir en la necesidad de partir de un principio inmediato, el cogito, quería eliminar todo prejuicio o todo ídolo en el sentido baconiano. En este sentido pueden distinguirse diversos tipos de presupuestos, que generalmente se agrupan en:
- presupuestos físicos (la suposición de la isotropía del espacio, o la suposición de la uniformidad causal, por ejemplo, que fue destacada por Hume),
- presupuestos cognoscitivos (que hacen referencia a las condiciones de validez del conocimiento
- presupuestos lógicos.
Estos presupuestos deben distinguirse de las meras suposiciones, pero debe tenerse en cuenta que, según Collingwood, toda suposición implica ya una presuposición. De esta manera, la mismas hipótesis y suposiciones de la ciencia se basan, en cada época, en los presupuestos vigentes en su correspondiente etapa histórica. Para este autor, entonces, la metafísica es el estudio de los presupuestos absolutos que, en cada época histórica, dirigen el pensamiento.