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¿Qué es?
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(del latín fatum, oráculo, destino, derivado del verbo fari, hablar a alguien) La creencia de que los sucesos de la vida humana están predeterminados, por lo que las acciones humanas no pueden alterar el destino(ver ejemplo). Siguiendo la etimología, el fatalista cree que el futuro «está escrito», o que el futuro es un fatum, un oráculo pronunciado por alguna divinidad. En realidad, es una creencia relacionada con un animismo antiguo y profundo, que nos hace pensar que lo que sucede no se debe a causas naturales (aunque sean deterministas) y a la alteración de esa cadena de causas por la voluntad humana, sino a una voluntad divina superior, personificada en Dios o en el destino. Por esto el fatalismo se relaciona con creencias religiosas, o incluso surge de ellas, como se puede observar en las discusiones teológicas sobre la predestinación, mantenidas a lo largo de toda la historia del cristianismo, o con creencias mágicas, como son las diversas manifestaciones, antiguas y modernas, de la astrología.
El determinismo lógico ofrece cierto parecido con el fatalismo, y a veces se le confunde con él. El determinismo lógico no es más que una disyunción lógicamente necesaria, debida al principio de bivalencia, mientras que el fatalismo supondría que una de estas posibilidades, la que va a suceder, es ya, desde el momento en que se profiere la alternativa, necesaria. Así, por ejemplo, el enunciado: «Mañana habrá una batalla naval o no la habrá» es una alternativa lógicamente necesaria, pero no supone ninguna necesidad física sobre el hecho o acontecimiento de que mañana exista una batalla naval, o que mañana no la haya. Cada una de estas alternativas es posible y el conjunto es necesario, pero lo que realmente acontezca va a deberse, no a la necesidad lógica, sino a un conjunto de causas necesarias físicas y humanas, y cualquier cosa que vaya a suceder no excluye que hubiera sido posible lo contrario.
También, a veces, se llama destino inevitable, o fatal, a un destino desconocido, que no se evita precisamente porque no se conoce, y que podría haberse evitado en caso de haber sido conocido (ver ejemplo). Hay que sostener razonablemente la posibilidad que el hombre tiene de intervenir en su propia historia y en los acontecimientos que configuran su futuro. Aunque se sostenga el determinismo, no por eso mismo se afirma el fatalismo; antes bien, toda acción voluntaria y libre de la voluntad es también un género de causalidad humana que, junto con la causalidad natural, actúa sobre los sucesos y el futuro. Lo opuesto al determinismo no es la libertad, sino el indeterminismo. El determinismo es una teoría razonable que explica las cosas basándose en las leyes de la naturaleza y en la determinación de la voluntad, mientras que el fatalismo es una creencia determinista irrazonable de inspiración religiosa, supersticiosa o mágica, que recurre a explicaciones irracionales (ver texto ).