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A diferencia y en oposición a la astronomía, que es la ciencia de los astros, la astrología es «interpretación de los astros» con el ánimo de hacer presagios, sea sobre el destino de las personas, sea sobre los acontecimientos futuros, tomando en consideración los movimientos celestes o la situación y coincidencia de los astros, tal como aparecen observados desde la tierra. Los primeros testimonios de una astrología aplicada a estos fines aparecen hacia el s. VIII a.C., en Mesopotamia y Egipto, mezclados con rudimentos de teorías cosmológicas y astronómicas. Hacia el s. I a.C. se difunden los horóscopos, expresión de estas aplicaciones prácticas por excelencia, mientras que la teoría parece completarse en tiempos de Ptolomeo (ca. 100-170). Durante el período de Alejandro, la astrología se expandió por Asia, y de Persia pasó al mundo árabe. En la Edad Media, pasó al mundo cristiano, con las traducciones de los textos árabes y griegos hechas durante el s. XII. La aparición de la astronomía científica supuso el comienzo del declinar de la astrología, aunque sabido es que grandes astrónomos de la época moderna, como por ejemplo Kepler, se dedicaron a calcular el horóscopo de personajes de la nobleza. A partir de este momento, la ciencia no tiene en ninguna consideración a la astrología por no recurrir a ninguna metodología científica y queda como ejemplo de pensamiento mágico precientífico y como modelo de pseudociencia. De hecho, pese a su larga historia de más de 2000 años no existen observaciones y resultados presentados con suficiente claridad y rigor; los mapas astrales, base de los horóscopos personales, se siguen construyendo sin tener en cuenta para nada los resultados innegables de la ciencia, como son la movilidad del zodíaco y la hipótesis heliocéntrica; sus teorías se fundamentan en un simbolismo primitivo y metafórico, de tipo mágico y antropomórfico: Marte es la guerra, Venus, el amor, etc.. Los datos de tipo confirmatorio que se aducen a favor de la astrología suelen ser simples correlaciones entre época del nacimiento y profesión, que se confunden falazmente con relaciones causales, o bien aciertos que también pueden explicarse por procedimientos estadísticos o cálculos de probabilidad. La única influencia posible de los astros sobre la tierra es la que ejercen a través de la gravitación universal, bien descrita en la teoría de Newton; no a través de las influencias mágicas y oscuras, siempre verificables por una experiencia vaga y nunca refutables, de los astros sobre el destino de los humanos(ver texto ).



Bibliografía sobre el concepto

  • Stuckrad, K., Astrología. Una historia desde los inicios hasta nuestros días. Herder, Barcelona, 2005.

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