Ministros de la Iglesia que a través de su persona, palabra y acción hacen presente el servicio sacerdotal de Cristo. En sentido estricto son los que poseen un determinado grado del sacramento del orden, distinguiéndose por el mismo de los obispos y los diáconos. El Vaticano II dio un giro fundamental en la concepción del sacerdocio: de una construcción piramidal de la Iglesia con un clero dominante y un pueblo subordinado a una reordenación de las estructuras hacia el concepto superior de un pueblo de Dios. Así, entre el sacerdocio común, se distingue el sacerdocio ministerial quien preside la eucaristía como representante de Cristo y un magisterio jerárquico.