Antiguamente, el idioma que hablaba una nación. A partir del siglo XIX y, sobre todo, del XX, se empieza a definir de manera más rigurosa la lengua como un sistema particular con sus propias estructuras, que supone la realización de la capacidad propia de todo ser humano de expresarse y comunicar. Saussure opone la lengua al habla y define a la primera como un sistema gramatical implícito, común a todos los hablantes (ver cita), un código social e independiente del individuo.
La lengua es una cuestión de interés para la teología cristiana en la medida en que Dios manifiesta un mensaje al hombre con palabras expresadas en una lengua. La lengua hebrea ha sido el medio fundamental de la revelación. En correlación con una inspiración de la traducción griega llamada de los Setenta, se tuvo conciencia de un proceso análogo para la lengua del Nuevo Testamento. Para la fe judeo-cristiana, lengua y lenguaje son de capital importancia porque la fe se refiere a unos acontecimientos históricos singulares que son transmitidos de manera oral. A través del desarrollo actual de la investigación científica, hoy se le abren a la teología nuevos planteamientos metodológicos.