(del latín intelligere, comprender; de inter, entre y legere, leer, esto es, discernir, darse cuenta)
En cuanto distinta de entendimiento, o intelecto, que es la capacidad de pensar vista desde la teoría del conocimiento o de la psicología del pensamiento, «inteligencia» es más propiamente el término psicológico, de uso más bien reciente, que se aplica al conjunto de actividades psíquicas, o aptitudes, de tipo superior con que el hombre se enfrenta a su medio ambiente. La mayoría de definiciones, dadas por psicólogos, destacan la naturaleza adaptativa de la inteligencia al medio. Stern la entiende como capacidad de adaptarse, mediante el pensamiento, al medio; Wechsler, como capacidad de llevar a término acciones intencionales, de pensamiento y adaptación al medio; Piaget, como forma superior de adaptación del organismo al medio (ver epistemología genética).
Otras definiciones destacan determinadas características funcionales concretas de la naturaleza adaptativa general de la inteligencia, y se refieren entonces a la capacidad de abstracción, de aprendizaje, o de combinación y relación de datos, comprensión, simbolización, etc.; de estas definiciones, la de mas universal aceptación es la que considera la inteligencia como la capacidad de resolver problemas, lo cual supone el recurso al concepto y a la capacidad de razonamiento, inductivo o deductivo.
El hecho de definir la inteligencia en términos de capacidad para aprender, o solucionar problemas, o en general de llevar a cabo determinadas tareas complejas, junto con el desarrollo últimamente alcanzado por la tecnología de computadoras y ordenadores, ha introducido la cuestión de la inteligencia natural y la inteligencia artificial, o la de si es posible que las máquinas computadoras piensen de una forma análoga a los humanos.
Para el estudio de la estructuración de la inteligencia se recurre a diversas teorías. Las consideradas más científicas son las que recurren al llamado análisis factorial, o composición por diversos factores, que surgen precisamente de la necesidad de establecer una correlación entre los resultados obtenidos por los tests de inteligencia. El psicólogo inglés Charles Spearman propuso (1927) la teoría de la composición bi-factorial de la inteligencia. Estaría compuesta ésta por dos tipos de factores: el factor general G, presente en todas las prestaciones intelectuales, y diversos factores específicos, propios de cada prestación, que son los que pueden ser objeto de medición mediante tests: factor verbal (V), numérico (N), memoria (M), rapidez perceptiva (P), razonamiento inductivo (I), razonamiento deductivo (D), fluencia verbal (W) y aptitud espacial (S); posteriormente se eliminan los factores P y M y se consideran como un solo factor D e I. Louis Thurstone, ingeniero y psicólogo norteamericano, eliminó (en 1931) el factor G conservando sólo los factores que llama aptitudes mentales o capacidades primarias. J.P. Guilford propuso (1966) un modelo tridimensional de la inteligencia, basado en tests que valoran las operaciones (5 tipos), que son los procesos psicológicos, los contenidos (4 tipos)de estas operaciones y los productos (6 tipos)o resultados, con un total de 120 aptitudes mentales.