(del francés bureau, oficina, y del griego κράτος, krátos, poder) Originariamente, tal como la concibieron los fisiócratas de Francia en el s. XVIII, conjunto de oficiales que se encargan de poner en práctica las leyes y la normativa del Estado. El nombre arrastra, en la actualidad una connotación peyorativa de trabajo estatal ineficaz, de una complejidad inextricable y carente de racionalidad, que choca con la concepción y sistematización del concepto hecha por Max Weber. Para éste, la burocracia -la burocracia racional o en «estado puro», para distinguirla de determinadas formas históricas- es uno de los tipos ideales, o categorías, con los que es posible pensar adecuadamente la vida social. La considera una forma propia del proceso de racionalización de la sociedad moderna y, en concreto, de la sociedad tecnológica, una organización racional y de división del trabajo de muchas personas que producen un mismo bien o servicio y una forma de dominio legal y racional. Los rasgos fundamentales con que la distingue son: yuxtaposición de jerarquías de responsabilidad y trabajo según un escalafón determinado; trabajo reglamentado; remuneración fija según el rango que se ocupa y determinados criterios objetivos, pero no según la productividad; ingreso y promoción totalmente reglamentados y públicos; ausencia de propiedad del cargo que se ocupa, de los recursos utilizados y de los bienes producidos. El conjunto de estos factores hace de la burocracia una expresión de la racionalidad de la sociedad.
La burocratización -según Weber- no es exclusiva del sector público, donde se extiende a todas las instituciones sociales importantes, sino que, como racionalización del trabajo y forma de dominio que es, se aplica también a diversos ámbitos de la vida privada: Iglesia, ejército, sanidad, enseñanza, etc. Weber destacó asimismo no sólo el peligro de una excesiva burocratización de la sociedad, sino también el carácter inevitable de la burocratización de la sociedad. Critica la burocracia entendida como una forma de «racionalidad instrumental», formal, o económica, atenta a la maximización de la satisfacción y la minimización de los costos, y no como una racionalidad sustancial, que atienda a valores últimos.
Las diversas burocracias históricas no siempre siguen el modelo de racionalidad ideal, desarrollado por Weber, sino que más bien se manifiestan como formas rutinarias e ineficaces, aunque inevitables, de trabajo y poder, que crea disgusto y descontento en la sociedad civil.
El marxismo, que criticó inicialmente la burocracia como una forma parasitaria de poder estatal capitalista, acabó desarrollando en los países del socialismo real una nueva clase de burócratas de Estado, dependientes del partido único.
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