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(del latín fortis, sólido, enérgico, fuerte)

Concepto antropomórfico que se aplica a muy diversos campos y en diversos sentidos, amplios y definidos. En general se relaciona su concepto con el de poder producir algo, o la energía en sentido familiar y, así, se comprende la carga antropomórfica de la palabra y su relación primitiva con el concepto de causa, tal como atestigua Hume cuando indaga si acaso la noción de causa proviene de la experiencia interna de la propia fuerza (ver texto).

Cuando la fuerza, física o moral, se impone en contra de una voluntad en el terreno de la ética y el derecho se habla de violencia.

Como concepto claramente definido, pertenece al ámbito de las ciencias de la naturaleza, donde se la conoce genéricamente como la acción capaz de alterar el estado de reposo o de movimiento de un cuerpo. Su noción se precisa en el transcurso del período de la revolución científica, con la formulación de las leyes de la mecánica y la teoría de la gravitación por Newton. Distingue éste entre vis insita, o fuerza interna de un cuerpo, o inercia, vis impressa, o fuerza externa (producto de la masa por aceleración) y fuerza de la gravitación. Las discusiones que se producen en esta época, y aun antes con Galileo, Huygens y Descartes, sobre la expresión matemática de la vis viva, fuerza viva (fuerza cinética), parten del fondo filosófico que impone el hecho de suponer que ha de haber igualdad ente el efecto y la causa y que, por consiguiente hay una fuerza-efecto y una fuerza-causa; aquélla se mide cuantitativamente (aunque de forma distinta: como mv entre los cartesianos, y como entre los lebnizianos, que concebían la fuerza como vis activa, afín a la noción de energía), mientras que la fuerza-causa ha de ser una cualidad real oculta. Newton se limitó a suponer que toda partícula del universo atrae a cualquier otra partícula (según la ley de la gravitación universal) y a calcular los efectos de esta atracción, sin entrar en el análisis de la causa. Sus críticos alegaban que la gravitación debía entenderse también como una fuerza oculta, mientras él sostenía que no hacía hipótesis al respecto.

Con el tiempo desapareció de la física el problema que representaba suponer la existencia de una fuerza-causa, explicación y razón de la fuerza-efecto efectivamente medida; la «potencia» la sustituyó conceptualmente en parte y, por último, tras el descubrimiento de nuevas clases de fuerzas existentes en la naturaleza -calor, electricidad, magnetismo, cohesión y combinación química- la energía ocupa, a partir del s. XIX, el lugar que antes ocupaba el concepto de fuerza.

En la actualidad, se considera que los tipos de fuerzas existentes en la naturaleza son cuatro: las fuerzas gravitacionales (de la atracción universal entre cuerpos celestes, etc.), las electromagnéticas (que unen los electrones con sus núcleos y regulan la agregación de átomos), las nucleares (del interior del núcleo atómico) y las llamadas fuerzas débiles (del interior de sistemas subatómicos). Ninguna de ellas puede actuar directamente a distancia y requiere, para su aplicación, la alteración del espacio circundante, llamado campo de fuerzas.


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