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(del latín comprehensio, acción de captar globalmente)
En un sentido amplio,y en contextos filosóficos, equivale a «entender» los aspectos globales de una cuestión o problema, pero en el ámbito de las ciencias del espíritu, se emplea en un sentido más restringido, como opuesto a «explicación». Las ciencias de la naturaleza «explican» los fenómenos físicos recurriendo a leyes, sobre todo causales, mientras que las ciencias humanísticas o morales, o las ciencias del espíritu, como son la historia, la psicología, la sociología, el derecho, la moral, el arte, la filosofía etc., es decir, todas aquellas ciencias que, según Wilhelm Dilthey, configuran el mundo del espíritu objetivo, intentan «comprender» su objeto: la naturaleza, los fenómenos, se explican, pero la realidad, esto es, lo que se capta en la percepción íntima, se comprende; es autognosis (ver cita). La comprensión (Das Verstehen) es, en este caso, el proceso mediante el cual conocemos algo psíquico e interior a través de los signos sensibles en que se manifiesta. La comprensión es, por lo mismo, interpretación y hermenéutica de situaciones empíricas en busca del elemento mental o psíquico que les da vida y sentido. Por interpretación cabe entender la exposición metódica de la comprensión, mientras que la hermenéutica es la teoría general de la comprensión y la interpretación. Las ciencias del espíritu han de fundamentarse, según entiende Dilthey, en una psicología comprensiva, o de la comprensión, que él llama «descriptiva y analítica».
En lógica, comprensión es la intensión de un término, por oposición a la extensión.