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Filósofo alemán. Nació en Munich, aunque residió unos años en Italia y en Japón, donde fue profesor. Debido al nazismo, se exilió en 1934 al Japón. En 1941 marchó a los EE.UU., donde residió hasta 1952, año en que regresó a Alemania para ocupar una plaza de profesor en la Universidad de Heidelberg, ciudad en la que murió.
Fue discípulo de Husserl y de Heidegger, y se vinculó, como ellos, a la tradición fenomenológica. No obstante, en la etapa que ocupó su plaza en Heidelberg se distanció de Heidegger, al que se opuso. Junto con Gadamer dirigió un famoso seminario entorno a De la esencia de la verdad.
En una de sus primeras obras, El individuo en su carácter como «prójimo» (1928), elabora una importante teorización antropológica sobre la noción de intersubjetividad en la cual, en conexión crítica con las ideas de Heidegger, establece la primacía de las relaciones con el otro para la experiencia del mundo y analiza el estatus ontológico de dicha relación. El mundo, antes de aparecer como entorno, ha de manifestarse como mundo con el prójimo, que aparece como el otro de mí. Pero es más conocido por su oposición al historicismo en base a sus estudios sobre el idealismo alemán y sus continuaciones posteriores. En este sentido, investigó los supuestos teóricos del pensamiento de Hegel, Marx y Nietzsche, tema que expone en su conocida obra De Hegel a Nietzsche (1941), en la que señala los nexos insospechados que unen el pensamiento de Hegel con el existencialismo y sitúa el pensamiento de Marx al lado del de Kierkegaard, como efecto de un desarrollo crítico del hegelianismo. Si el idealismo hegeliano es, según Löwith, la culminación de un período histórico de la filosofía, las críticas de Kierkegaard y de Marx suponen su liquidación y la apertura de una nueva época marcada por el relativismo y el historicismo. En este contexto, se opone a la ruptura entre ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu que arranca de Dilthey, al que combate su historicismo hermenéutico basado en la idea de la autonomía del espíritu. Rechaza la historización del Ser en favor del antiguo concepto de naturaleza humana, y descubre los supuestos teológicos y escatológicos de la filosofía europea de la historia, a los que opone, a través de un pensamiento influenciado por el estoicismo, la necesidad de pensar la finitud del hombre a partir del estudio del curso mismo de la naturaleza. En conexión con esta última toma de posición, Löwith destaca la figura de Nietzsche y la tesis del eterno retorno, que permite rechazar el relativismo historicista y recuperar el estudio de la naturaleza en contra de la tesis que declara la irrelevancia del estudio de ésta para el estudio del hombre. Desde esta perspectiva, y a pesar de haber sido uno de los discípulos más importantes de Heidegger, Löwith se distancia de él y se convierte en uno de sus críticos más agudos. Reprocha, tanto a Heidegger como al existencialismo, el haber desvinculado la auténtica realidad humana de su naturaleza.
Otras obras destacables son: Max Weber y Karl Marx (1932); Kierkegaard y Nietzsche (1933); Nietzsche (1935); Jacob Burkhardt (1936); El sentido de la historia (1949) y Heidegger pensador de un tiempo indigente (1953); El hombre en centro dela historia: balance filosófico del siglo XX (póstuma: 1990). Existe una edición en curso de sus Obras completas.
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