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(del latín sapientia, comportamiento racional que dirige el pensamiento en todos los ámbitos del conocer y el obrar)

Originariamente el término griego sofía significaba una cierta habilidad o disposición hacia la acción o la ejecución de alguna tarea. De ahí pasó a ser sinónimo de «arte» en general. Posteriormente fue adquiriendo la connotación de una disposición fundamentalmente racional.

Pitágoras, en quien esta noción adquiere el significado de conocimiento pleno, consideraba que era inalcanzable, por eso afirmaba que el conocimiento supremo era sólo filo-sofía, anhelo de sabiduría. Platón, que también la consideraba como el conocimiento supremo, la concebía como la contemplación del sumo Bien. De ahí que, desde la perspectiva del intelectualismo moral, esta noción adquiriera el doble significado de sumo conocimiento, pero también de suma virtud. Aristóteles, en cambio, en la Ética a Nicómaco, distinguió entre la sabiduría (σοφία, sofía) y la prudencia (φρόνησις, phrónesis). La primera la consideraba como el supremo conocimiento, el del saber desinteresado de lo universal o saber por el saber, identificable, pues, con la filosofía primera o unión de la razón con el conocimiento pleno de los primeros principios. La prudencia, en cambio, estaba orientada hacia la práctica y la acción moral. En el helenismo, debido a la orientación fundamentalmente ética de la filosofía, la sabiduría vuelve a adquirir una carácter práctico-moral, y reune nuevamente los significados que Aristóteles había distinguido. Así, para los estoicos, por ejemplo, la sabiduría se identifica de nuevo con la prudencia, y es un conocimiento y una dirección de la acción sustraidos a toda pasión. Lo propio del ideal del sabio que considera que su saber individual es sólo una forma de la sabiduría cósmica y por ello afronta desapasionadamente y acepta plenamente el destino. En los estoicos, en tanto que se remite a una sabiduría cósmica, esta noción adquiere unas connotaciones semejantes a las del logos. Con el advenimiento del cristianismo la noción de sabiduría adopta un carácter religioso y se concibe como el conocimiento y plena obediencia de los preceptos y mandatos de la ley divina. De nuevo, pues, se identifica con la noción de vida prudente. Ahora bien, en tanto que la plena obediencia de la ley de Dios sólo es posible por la intervención de la gracia, la sabiduría se asimila a una especie de iluminación divina. En el Renacimiento vuelve a adquirir las características que le habían otorgado las escuelas morales del período helenístico. Con la Ilustración la noción de sabiduría se va desligando de la referencia a Dios, y Kant la considera como el acuerdo entre la voluntad de un ser con su objeto final. En este sentido es un ideal de la razón al que se tiende sin que jamás pueda alcanzarse plenamente.

Bibliografía sobre el concepto

  • Heisig, J. W., Diálogos a una pulgada del suelo. Herder, Barcelona, 2005.
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  • Reale, G., La sabiduría antigua. Herder, Barcelona, 1996.
  • Hisamatsu, H. S., Los Cinco Rangos del maestro zen Tosan. Análisis estructural del despertar. Herder, Barcelona, 2011.
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