Filósofo, diplomático y lingüista alemán, hermano del célebre científico y naturalista Alexander von Humboldt, y que puede considerarse el fundador de la moderna ciencia del lenguaje. Nació en Postdam en el seno de una familia noble ilustrada. Recibió una primera educación basada en el pensamiento de Leibniz y en los ideales de la Aufklärung. Prosiguió sus estudios en Gotinga y estuvo muy influenciado por Kant. La reducción kantiana de las grandes preguntas filosóficas a la pregunta fundamental: ¿qué es el hombre?, le condujo a un intento de elaborar una filosofía entendida como antropología comparada (Plan de una antropología comparada, 1795). En 1789 se hallaba en París, donde conoció de cerca el movimiento de la revolución francesa, a cuyos ideales se adhirió. También residió en Roma y en Jena.
Influenciado por sus amigos Schiller y Goethe, y después de unas primeras reflexiones acerca del poder político y del Estado, estudió los antiguos griegos, se ocupó de filosofía del arte e inició su reflexión sobre la historia. Concibe la historia a la manera romántica, como el esfuerzo de la idea para conquistar su existencia en la realidad, y cuyo sentido es la realización progresiva del espíritu de la humanidad basado en la verdad, la bondad y la belleza, en un largo proceso progresivo en que el arte ocupa un lugar destacado.
Pero el aspecto verdaderamente importante del pensamiento de Wilhelm von Humboldt es su teoría del lenguaje, que es la que le permite crear las bases de su proyecto de una antropología filosófica. El hombre es un fragmento de la naturaleza que se caracteriza por ser un producto de la historia y de la cultura, pero en cuanto que producto, el lenguaje aparece como su fundamento. El lenguaje es más importante para la formación del hombre que los hechos históricos, que el arte, que las costumbres o la política. Porque el lenguaje es la forma y la fuerza del espíritu, es la aparición del espíritu en la naturaleza. La mente precisa del lenguaje, y ambas -mente y lenguaje- son indisociables, ya que la función específica del lenguaje es la de constituir el pensamiento. En el lenguaje, pues, debe hallarse la solución del problema filosófico fundamental: el de la relación entre pensamiento y realidad.
Esta visión totalizadora del lenguaje ya había sido iniciada por Herder (que sostenía la íntima relación entre lengua y carácter nacional) y por Heinrich von Kleist, pero encuentra su pleno desarrollo en el pensamiento de Wilhelm von Humboldt, que insiste en que el hombre, en cuanto tal, sólo existe como animal hablante. Pero si el lenguaje es la manifestación del espíritu en la naturaleza, en él se manifestaba también la naturaleza colectiva del hombre. De esta manera todo lenguaje articula un verdadero universo y las diversas lenguas son otros tantos ensayos para alcanzar la verdad. Pensaba que esta forma interna de cada lengua, que no consiste solamente en un conjunto de reglas gramaticales, sino en una forma del ver el mundo, contribuía activamente a la formación de conceptos. Esta teoría influyó posteriormente en la denominada hipótesis de Sapir- Whorf. Sus trabajos no fueron meramente teóricos, sino que emprendió diversos estudios concretos sobre diversas lenguas. Además de varias lenguas pertenecientes al ámbito indoeuropeo, estudió euskera, chino, malayo, lenguas semíticas y amerindias. Así, por ejemplo, como consecuencia de dos estancias en el país vasco, escribió un estudio titulado Investigaciones sobre los habitantes primitivos de España con la ayuda de la lengua vasca.
Dejando aparte los aspectos más próximos a la visión romántica del mundo y de la concepción de un Volksgeist (espíritu del pueblo) basado en el lenguaje, la contribución de W. von Humboldt a la lingüística ha sido inmensa, como lo reconoce Noam Chomsky en su Lingüística cartesiana.
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