(del latín debere, deber, estar obligado, derivado de de y habeo)
En general, la obligación moral, o la obligación -la necesidad- de actuar moralmente. Esta obligacíón se expresa en juicios o enunciados deónticos: por ejemplo, «no matarás». El contenido de estos diferentes enunciados constituye el conjunto de «deberes» concretos a los que el hombre se siente moralmente obligado.
Los estoicos son los primeros en constituir una teoría del deber (καθῆκον), como lo correcto, término que aplican a los actos humanos conformes a la recta razón, poniendo de relieve la racionalidad o irracionalidad del hombre que, causa agente de sus acciones, se adecua o no a los principios de la naturaleza. Cicerón tradujo kathekon por officium (De officiis), y sus teorías influyeron en las ideas cristianas, primero de los padres de la Iglesia (sobre todo de san Ambrosio) y luego en la filosofía de la Edad Media.
El deber es el concepto fundamental de los sistemas éticos deontológicos, a saber, aquellos que se fundan en un principio de obligatoriedad libremente aceptado. En Kant, paradigma de toda ética deontológica, la moralidad reside sólo en la «voluntad buena» y ésta lo es no cuando actúa conforme al deber, sino sólo por deber, noción que define como «la necesidad de una acción por respeto a la ley» (ver texto ).
La obligatoriedad y necesidad que emana del orden moral proviene, de acuerdo con los presupuestos de las diversas teorías éticas, por ejemplo, de naturaleza, según los estoicos, de la ley moral natural enraizada en la ley divina, según el cristianismo, o de la razón práctica, según Kant, esto es, de la libertad humana.