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(Marsilio Mainadini)
Filósofo político italiano. Marsilio Mainadini, hijo de un notario de Padua, estudió derecho y medicina, y estuvo influido por la obra de Pedro Abano. Fue rector de la Universidad de París en 1312-1313, aunque regresó a Italia donde completó sus estudios, pero mantuvo contactos en París. En esta ciudad, junto con el conocido averroísta Juan de Jandún, empezó a redactar su obra fundamental, Defensor pacis, publicada en 1324, que fue denunciada por la jerarquía eclesiástica. A raíz de esta condena, Marsilio fue excomulgado por el papa Juan XXII. En 1326 Marsilio de Padua y su colaborador Juan de Jandún hubieron de refugiarse en la corte del emperador Luis de Baviera, del que fue su médico personal y uno de sus consejeros. Allí se encontró con Guillermo de Occam y otros franciscanos opuestos al papado. A menudo se encuadra el pensamiento de Marsilio de Padua dentro del movimiento del averroísmo latino, aunque sus fuentes intelectuales se derivan más directamente de Aristóteles mismo que del averroísmo, y sus investigaciones se centran más en la filosofía política y religiosa que en el estudio de la naturaleza.
Su obra debe enmarcarse históricamente en el contexto de las luchas entre el poder del Estado y el poder eclesiástico, y en el contexto del movimiento en favor de la independencia de las repúblicas del norte de Italia. En este marco histórico, Marsilio se basaba en los textos de Aristóteles y quiso restaurar la teoría política de éste aplicada a los casos concretos de las mencionadas repúblicas italianas del norte. Defendía el Estado laico, y abogaba por el predominio de éste sobre la Iglesia, a la que consideraba sólo como una parte más del Estado y, por tanto, debía estar sometida a las mismas leyes que regían al conjunto de los ciudadanos. Por ello combatió las interferencias eclesiásticas en los asuntos de Estado, y se opuso a la doctrina de la supremacía papal y la jurisdicción eclesiástica, ya que también combatió la tesis que consideraba el papado como institución divina. La tesis básica que daba fundamento a dicha oposición a la supremacía eclesiástica era la de considerar que el Estado es el ejemplo de comunidad perfecta, y que los clérigos son parte de él. Sostuvo que el origen y fundamentación de las leyes es la racionalidad humana y que, por tanto, no proceden de ningún instinto natural ni de ninguna inspiración divina. De esta manera se oponía a la concepción tomista de la ley natural, aunque, en la medida en que reconocía una misma racionalidad para todos los hombres, no atacó directamente la noción de ley natural, sino que simplemente la hacía derivar de la razón. Por ello, han de ser elaboradas y promulgadas por la parte predominante del pueblo (pars valentius) más cualificada, pero representativa de la totalidad. La ley es, así, una norma preceptiva y coercitiva que emana del pueblo y de la racionalidad.
Otras obras destacables son: Defensor minor; Tractatus de translatione imperii y Tractatus de iurisdictione imperatoris in causis matrimonialibus.
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