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Doctrina metafísica de Aristóteles, según la cual todas las cosas materiales se componen de dos maneras del ser, que son el acto (enérgeia) y la potencia (dýnamis). El acto, o entelequia (entelékheia), es la actualidad de una cosa o de un ente (on) y significa realización y perfección, mientras que la potencia es pura posibilidad de ser algo. En las cosas materiales, la materia (hýle) es la potencia y la forma (eidos), el acto o entelequia, y el compuesto de materia y forma es también un compuesto de potencia y acto. Con la concepción de la sustancia material como un compuesto de materia y forma, o de potencia y acto, explica Aristóteles no sólo la composición interna de las cosas materiales, sino también el problema del devenir o del cambio (metabolê o kýnesis).
Lo que cambia pasa de la potencia de ser algo al acto de serlo, de tal manera que la potencia no debe entenderse como si fuera la nada o el no-ser, sino una sustancia precedente que, respecto de la posterior es su potencia. La materia crisoelefantina con la que el escultor Fidias construye la Atenea del Partenón es la potencia, oro y marfil, que se actualiza en Atenea estatua, la cual a su vez es la perfección que lleva al acto, a existir de otra manera, a la materia primitiva que, por ser capaz de ser esculpida, se hallaba sólo en potencia de ser estatua o alguna otra cosa. La estatua no surge de la nada, sino de un sustrato anterior, que respecto de aquélla es su materia, pero que, independiente de ella, es la sustancia material del oro y el marfil. El cambio, que es la actualización de una potencia, siempre ocurre sobre un sustrato preexistente, el sujeto del cambio, que es «aquello de donde y aquello de lo cual» proviene una cosa.
Las sustancias no materiales, que no cambian, no son compuestos de materia y forma, o de acto y potencia. Por ejemplo, el primer motor.