Tendencia filosófico-teológica, más que escuela, iniciada por Guillermo de Occam. Se caracteriza principalmente por su espíritu crítico contra muchos de los principios tradicionales de la Escolástica, una inicial crítica a Aristóteles y una cierta independencia del mismo, un marcado interés por el conocimiento experimental y un nuevo enfoque de la ciencia, que se ocupa más del uso de términos que de objetos. La nueva orientación -marcada sobre todo por la lógica lingüística y una nueva idea de ciencia- recibió el nombre de via moderna. Su nominalismo y la idea básica, no sólo de que el mundo es radicalmente contingente, sino también de que Dios, por su potencia absoluta, puede crear cualquier otro mundo, le lleva a imaginar, aunque fuera en el terreno meramente hipotético, otras posibilidades físicas distintas de las que existen realmente. Esta concepción influyó positivamente en las nuevas ideas físicas que se cultivan, durante el s. XIV, en París y Oxford, sobre todo por parte de Juan de Mirecourt (1349), Nicolás de Autrecourt (hacia 1350) y Juan Buridán (1358), el iniciador medieval de la teoría del ímpetu. Los llamados calculatores de Merton, en Oxford, y algunas de las ideas de Nicolás de Oresme están posiblemente relacionados con los planteamientos ockhamistas.
Relaciones geográficas