(del griego κίνησις, kínesis, que significa movimiento o cambio)
En el pensamiento hilozoísta de los milesios, al considerar todo lo existente como un ser vivo dotado de movimiento, la κίνησις aparece como parte inherente a la materia, y el término adopta el doble sentido de movimiento y de cambio. Parménides, por su parte, negaba la posibilidad de toda kínesis en el ser, ya que ello conduciría al no ser, lo que para el eléata era absurdo.
Para Platón, para quien el ser mismo, el reposo y el cambio son los géneros mayores, (Sofista, 254d), la fuente del movimiento es propiamente el alma (Sofista, 248e-249a). También para Aristóteles el alma es fuente de movimiento, pero la primera fuente del cambio es el primer motor, que permite el continuo devenir (ver texto). En la Física (III, 1, 201a 10-12), Aristóteles define la kínesis o movimiento como la actualidad de lo potencial en cuanto a tal, o la entelequia de lo que es en potencia. (Hê toû dynámei óntos entelécheia hêi toioûton, ver texto).