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Aunque, por definición, los conceptos son representaciones generales y abstractas, suelen dividirse de acuerdo con la clase de los objetos a que se refieren o que designan. Así, hay conceptos concretos o abstractos, singulares o colectivos. «Rey de España» es un concepto concreto, pero «realeza» es abstracto. «Juan Carlos I» es un concepto individual, pero «la guardia real» es colectivo, mientras que «rey» es un concepto general.

En el ámbito científico, los conceptos se dividen fundamentalmente en clasificatorios, comparativos y métricos. Los conceptos clasificatorios sirven para distribuir los objetos de un universo determinado según grupos, o clases, ordenados y sistemáticos. Esta ordenación sistemática recibe el nombre de clasificación. Para que una clasificación sea adecuada, debe cumplir con determinadas condiciones formales y materiales. Las condiciones formales de una clasificación adecuada exigen:

1) que los grupos o clases sean disjuntos (los elementos de un grupo no pertenezcan también a otro);

2) la suma de los conjuntos tenga igual extensión que el universo que clasifican, de modo que no quede ningún elemento sin grupo o clase asignada, y

3) que ningún grupo o clase sea un conjunto vacío.

Por extensión de un dominio se entiende el conjunto de elementos que contiene. Los conceptos clasificatorios se basan en una relación de equivalencia entre todos los elementos que pertenecen a un universo. Cada elemento es clasificable porque, por el hecho de compartir alguna propiedad común con otros, pertenece junto con ellos a una misma clase de equivalencia con relación a dicha propiedad. Las condiciones materiales de una clasificación adecuada exigen que el criterio con que se dividen las clases, o se establece la clasificación, sea pertinente e interesante con miras a posibles leyes científicas que puedan enunciarse sobre el tema en cuestión; esto es, que sea teóricamente fecundo (ver texto 1 y texto 2 ). Los conceptos comparativos establecen el «más» y el «menos» entre grupos o clases, con relación a la propiedad que comparten; los grupos o clases se determinan según el grado de la propiedad que se comparte. Son especialmente útiles en aquellas ciencias que no han desarrollado todavía conceptos métricos, o para aquellos campos en los que las ciencias no han desarrollado aún conceptos métricos. «Más largo», «más corto», «más pesado«, «más ligero», «más frío», «más caliente» son ejemplos de conceptos comparativos. Los conceptos métricos o cuantitativos, o simplemente magnitudes y cantidades, son los conceptos científicos por excelencia; todas las ciencias tienden a ellos y son la expresión matemática de sus resultados. Son, en el fondo, conceptos comparativos que pueden clasificarse por el grado o la cantidad de la propiedad que se comparte con la suficiente precisión; o bien, aquellos que utilizan valores numéricos para indicar la cantidad o la magnitud que poseen de una determinada propiedad. La medición cuantitativa se realiza con números reales (magnitudes escalares; temperatura, tiempo, masa, por ejemplo) o con vectores (magnitudes vectoriales; velocidad, aceleración, fuerza, por ejemplo) (ver texto ).