(del griego αὐτάρκεια, término formado por autós, sí mismo y arkéo, bastar: autosuficiencia o independencia) Aplicado a una sociedad, significa aquella que es capaz de autoabastecerse y ser plenamente autosuficiente, sin necesidad de depender de otras. En dicho sentido social, este ideal fue reivindicado por Platón y por Aristóteles. Aplicado al hombre, significa aquél que se basta a sí mismo porque se posee plenamente. Platón y Aristóteles conciben la autarquía como perfección, aunque sin un sentido moral tan marcado como el que se dará en la filosofía helenística posterior. Así, para Platón, la autarquía es una de las propiedades de lo perfecto: lo propio del bien (Filebo, 66 b) y del cosmos (Timeo, 33d). También para Aristóteles el bien es autárquico, en el sentido de que se basta por sí mismo para la felicidad del hombre. Sin embargo, este concepto adquiere su pleno sentido filosófico en la filosofía moral del período helenístico. Así, tanto para los cínicos como para los epicúreos (ver texto) y los estoicos, la autarquía es la forma de autonomía que procede de la carencia de necesidades y de la indiferencia ante las riquezas y bienes materiales, y de la vida conforme a la naturaleza (ver texto). Para ellos, la autarquía forma parte del ideal del sabio (ver texto), autosuficiente y libre, que hace su vida en función de la virtud interior y el dominio de uno mismo, que son las condiciones para la consecución de la felicidad o eudaimonía.