(del griego ἀποχατάστασις, apocatástasis, restitución, restauración) Inicialmente se aplicaba al retorno de los astros a sus posiciones originarias. Esta idea se relacionaba con las de los ciclos astronómicos repetitivos del gran año y el eterno retorno.
Entre los Padres orientales, y especialmente en Orígenes, significa la restauración, al final de los tiempos, de un estado primitivo de perfección que la humanidad poseía. Esta situación supondría la salvación incluso de los condenados. De esta manera, se oponía al estoicismo y, aunque afirmaba una pluralidad de mundos, éstos no son meras repeticiones, ya que esto contradiría la exigencia de la libertad humana. También Gregorio de Nisa afirmó la apocatástasis e incluso llegó a afirmar la redención final del demonio. En la actualidad también algunos teólogos, especialmente protestantes, sostienen que una interpretación correcta de la Biblia exige la apocatástasis como restauración plena de toda la humanidad, tesis que, a su vez, había sido defendida por Renouvier.