(del latín traditio, de tradere, hacer pasar a otro, transmitir)
Como expresa la etimología de la palabra, transmisión de ideas, costumbres, creencias, prácticas y rituales religiosos, morales o simplemente de conducta social, que se realiza de generación en generación. También, las mismas cosas transmitidas. La palabra se reserva para aquellos casos en que lo que se transmite tiene cierta importancia y se considera fundamental para el presente y el futuro de la sociedad y que, en el fondo, se reverencia; su equivalente en sociología son los mores, aunque también se habla de tradiciones, mientras que para las pautas de conducta menos importantes se utiliza el término «costumbres» o folkways. La transmisión puede ser por vía oral o por la convivencia de diversas generaciones; si es escrita, la tradición se considera un documento histórico.
En la filosofía contemporánea la noción de tradición ha sido reivindicada por H.G. Gadamer. Para este autor, la interpretación o hermenéutica, capaz de ofrecer la fundamentación de las diversas formas de experiencia humanas (no sólo la experiencia científica, sino también la experiencia religiosa, ética, histórica o estética) surge del estudio de las estructuras previas de toda comprensión (ver texto ), y es realizada por un sujeto histórico que parte de unas condiciones dadas espaciotemporales y también de unas estructuras previas de pre-comprensión (Vorverständnis). Pero en este proceso, los presupuestos o prejuicios (Vorurteile) -en el sentido etimológico de juicios previos- hacen posible todo juicio y constituyen una memoria cultural que abarca teorías, mitos, tradiciones, etc. El sujeto de la comprensión no parte de cero ni se enfrenta al proceso de comprensión a partir de una tabula rasa, sino que tiene detrás suyo toda la historia. Este hecho debe ser asumido y esta tradición debe jugar un papel activo ayudando a adoptar una actitud de apertura total hacia lo que se interpreta, ya que solamente a partir de la tradición pueden abrirse caminos nuevos. De esta manera Gadamer denuncia el prejuicio de todo antiprejuicio (ver texto ). Los prejuicios o presupuestos son constitutivos de la realidad histórica del ser humano a la vez que condiciones a priori de la comprensión, por lo que la pretensión historicista y cientifista de eliminar todo prejuicio es, a su vez, un prejuicio, pero en el sentido peyorativo de un mal prejuicio. De esta manera Gadamer concluye que la historia no nos pertenece, sino que somos nosotros quienes pertenecemos a la historia (ver texto ). La precomprensión, o los prejuicios, se incardinan en esta estructura de la finitud histórica del ser humano. En este sentido, Gadamer no sólo rehabilita la noción de tradición, sino también las nociones de autoridad y prejuicio (ver texto ), ya que la estructura de la precomprensión o de los prejuicios remite a la tradición, que es la que les confiere sentido.
Relaciones geográficas